No hubo muchas personas que salieran muy conformes de la Gran Final de ida del pasado jueves. Es cierto, América y Cruz Azul decepcionaron futbolísticamente y no entregaron un partido espectacular. Afortunadamente, un juego por el título tiene dos episodios y en esta ocasión, los 90 minutos que restan prometen no decepcionar.
Cruz Azul sale más obligado que América en la Gran Final del Apertura 2018
Tras un decepcionante partido de ida, el juego de vuelta debe tener diferencias importantes en cuanto a fútbol y espectáculo.
América es el favorito y Cruz Azul el obligado. Muy a pesar que la Máquina fue líder y la mejor defensiva del torneo, en un aspecto psicológico, estadístico e histórico, las Águilas tendrían cierto favoritismo que su rival.
No importan las bajas que podría tener el América. Si Mateus Uribe y Roger Martínez no están para el encuentro y no se recuperan de sus lesiones, su lugar lo terminarán ocupando dos seleccionados mexicanos como Édson Álvarez y Oribe Peralta. Nada más. Así que el americanismo, en una de esas, debería estar satisfecho.
América cerró el torneo jugando un poco mejor que Cruz Azul. De hecho, su liguilla fue más espectacular que la de la Máquina. Cierto es que los celestes no son Pumas, en un comparativo uno a uno, dentro de la igualdad que existe, las Águilas tienen en Oribe Peralta, en Henry Martín y en el propio Roger Martínez, ejes de ataque más contundentes que lo que fueron en el torneo regular Martín Cauteruccio, Milton Caraglio o el propio Andrés Rentería que prácticamente no jugó nunca ni fue decisivo.
¿Que las Águilas están obligadas? Siempre. Que sería un dolor histórico perder una Final con Cruz Azul, también. Pero, ¿sería un fracaso no levantar el título? No me atrevería a asegurarlo. ¿Por? Estar en una Final, salvo 17 equipo -contando a los azulcremas- no debería ser catalogado como un fracaso. Además, en la década, junto a Tigres, el América es uno de los equipos más ganadores que se ha tenido. Y por más que pierdan, el gol de Moisés Muñoz seguirá formando parte del rutinario colectivo cada que se hable de un partido ante la Máquina.
En cambio, Cruz Azul está obligado a absolutamente todo. Vencer a su añejo rival, cobrarse viejas deudas, y después de más de dos décadas, ser campeón. Sería un fracaso no serlo. No importa su liderato general, su mejor defensiva, su récord como local, su título en Copa MX. Nada, absolutamente nada, es igual a romper con esos 21 años sin ser campeón. Y perder contra el América este juego, no lo duden, será un golpe moral muy importante para todo el entorno celeste.
Hoy deben decidir los jóvenes. Hoy esperamos muchísimo más de Diego Lainez y de Roberto Alvarado, apagadísimos en la ida. Mayor compromiso por parte de Renato Ibarra y Elías Hernández, dos de los diferentes de cada equipo. Esperamos goles más allá de los estupendos trabajos de las defensas y las destacadas actuaciones de José de Jesús Corona y Agustín Marchesín.
Esperamos una fiesta en el Estadio Azteca. Con 87 mil personas abarrotando el sitio que ha sido testigo de batallas épicas a nivel de clubes y de selecciones. Si hace cinco años vimos la Final más espectacular de la Liga MX, que la de esta noche sea igual o mejor.