Gignac juntó su frente con la de Thauvin mientras los demás elementos del banquillo se unían a la celebración con un abrazo.
Al dejar a Thauvin, se encontró con Miguel Herrera en el camino y lo tomó de la cara con los dos brazos en algo que pareció ser un gran beso o al menos unas palabras al oído, justo una semana después de que el Piojo lo defendió de los abucheos de su propia afición.
La gran figura de Tigres derrocha liderazgo y lo mostró en su celebración, intentando demostrar su cariño por sus compañeros, el cuerpo técnico y en general el club regiomontano.
