En la Liga MX, los desaires de figuras extranjeras son muy mal vistos por hinchas y comentaristas. Más aún si se trata del campeón goleador del Apertura 2016 y de quien se rumoreaba llegaría al América como refuerzo de lujo: hablamos de Dayro Moreno.
Dayro ex-Xolo: cuando las ganas de volver a tu país pueden más que lo demás
Por segunda vez los Xolos son abandonados por Moreno, aunque su caso es contrario al del "Tecla" Farías cuando abandonó al Toluca.
Un caso semejante que encolerizó al fútbol mexicano fue el del goleador argentino Ernesto “El Tecla” Farías. Llegó de River Plate precedido de buena fama, hizo pretemporada con “Los Choriceros” y, (horas antes de su debut en la fecha uno del Apertura 2007), dejó al Toluca vestido y alborotado.
Se fue al Porto, donde pasó sin pena ni gloria.
Respecto a Dayro, se trata de la segunda vez que abandona al Tijuana con el torneo ya empezado. La primera fue en 2011 cuando fue contratado como fichaje estrella y su partida forzó la contratación del argentino José “Pepe” Sand. En aquella ocasión, Moreno dejó de ser Xolo para volverse “Tiburón Colombiano”, pues se enroló en el Junior de Barranquilla.
Dos años después se anunciaba que Correcaminos de Tamaulipas del Ascenso MX estaba cercano a ficharlo, pero Moreno desairó a esta escuadra mexicana para jugar en Millonarios de Bogotá.
Ahora, su nuevo club será ni más ni menos que el Atlético Nacional de Medellín, campeón de la Copa Libertadores y subcampeón de la Copa Sudamericana ( debido al drama del Chapecoense). A diferencia de “El Tecla”, los cambios de opinión de este peculiar artillero colombiano suelen responder menos al dinero que a las ganas de regresar al fútbol de su país.
Lo que sí es preocupante es la pálida imagen ofrecida por el Club Tijuana en su derrota en Morelia en el inicio del Clausura 2017. Sin él, la escuadra del “Piojo” Herrera careció de variantes y de volumen de juego ofensivo. Es más: ya en las últimas jornadas del torneo pasado se hizo evidente que Xolos sufría “Dayro-dependencia”.
Suerte a Moreno en Medellín. Pero a los Xolos ¿ahora quién podrá salvarlos?