Descolorido desde la grada hasta el campo. Carente de futbol y espectáculo. Empate a un gol, justo pero amargo. Cruz Azul y Chivas fueron fieles a su sombrío presente y deshonraron su glorioso pasado.
Deslucido empate a un gol entre Cruz Azul y Chivas
La expectativa por el duelo se quedó en mera ilusión.
Un duelo de nombres y rica historia, pero un pobre presente que ahuyentó del estadio a la gente. Cruz Azul y Chivas no evocan ninguna pasión o sentimiento más allá del recuerdo y las gradas del Azteca lo reflejaron con tristeza.
Una noche gélida en pasión parecía el marco perfecto para un renacer futbolístico que le marcara su equivocación a la afición por su ausencia; pero eso no sucedió.
En el terreno de juego pocas fueron las llegadas. El duelo estuvo marcado por la lentitud y letargo de ambos cuadros, que tuvieron más ímpetu que calidad con el balón, sólo destellos aislados.
Fue entonces cuando el factor acierto sobre error cobró su primera víctima. Las Chivas fueron sorprendidas en un tiro de esquina a favor; perdieron la pelota y La Máquina salió cual locomotora hacia el frente. Orbelín Pineda descolgó por izquierda, Angulo por derecha y Jonathan por el centro, contra un defensa Chiva. Pineda centró y ‘Cabecita’ definió con potente disparo al ángulo.
El duelo se volvió a cerrar y los pases laterales en mediocampo fueron una constante. Las ideas escaseaban para mostrar una diferencia, hasta que cerca del final de la primera parte el Guadalajara tuvo un tiro libre que Miguel Ponce cobró con un pincel en el pie para pintar un cuadro maravilloso en el empate a un tanto.
La segunda parte tuvo mayor dinámica pero poca profundidad. Fueron las Chivas quienes intentaron de primera con un cambio de ritmo endemoniado, pero la prontitud de Yotún y la eficacia de la retaguardia mermaron sus intentos.
Fue Jonathan Rodríguez el hombre desequilibrante para los cementeros que con su velocidad dejaba regados rivales a placer; pero en el mano a mano Raúl Gudiño lució impenetrable.
Entonces, los motores comenzaron a trabajar a marchas forzadas en ambos conjuntos, y las Chivas se inspiraron en busca del gol del triunfo. Un pase retrasado fue la clave para que Alan Cervantes destapara la cloaca con un bombazo que pasó por un lado de la meta de Corona.
El ímpetu del Rebaño se tradujo en buen fútbol y descargaron una metralla de llegadas con Gael Sandoval por izquierda, corte al centro y disparo que ‘Chuy’ desvió a dos manos. De inmediato vino otra bola por el centro que Jesús Molina prendió fuerte y su tiro se fue por encimita del arco.
Las acciones se enfriaron y la decepción fue palpable para una afición que vio con lamento a dos equipos que poco propusieron en el terreno de juego.