Opinión: Landon Donovan jugará apenas un puñado de minutos con León

Lo de Landon Donovan al León ha sido inesperado a todas luces. Aún hoy, pasados algunos días lo sigue siendo.

Sacarlo de su segundo retiro tras 15 meses sin jugar, llevarlo a otro país -del que de paso es el declarado enemigo público futbolístico número uno-, y ponerlo a jugar a la de ya, eso último es un decir luego de que ya estamos en la fecha 6 del Clausura 2018. Todo ha sido a una velocidad vertiginosa.

Para muchos su debut, al igual que el anunció de su llegada y su presentación han sido asuntos más mediáticos que futbolísticos.

En los siete minutos que participó ante Puebla en la fecha seis del Clausura 2018 hay poco para evaluarlo. Se le vio algo carente de ritmo y de juego, natural para un jugador que va llegando a cualquier fútbol. No hay aún parámetros para medirlo.

Pero pese a ello, el que esté esperando a un Donovan explosivo y determinante, justo como lo fue a lo largo de su vida con todos los clubes con los que jugó pero sobre todo con el Team USA, en los siguientes meses es probable que se quede así, exactamente: esperando.

Porque a sus 35 años su mejor fútbol ha pasado, sobre todo tras un descanso tan prolongado como el que tuvo antes de llegar con los Esmeraldas.

Pero sí puede dar eso que le hizo ganar el respeto a los dos lados del Río Bravo y mucho más allá: la entrega, el pundonor, el liderazgo, la personalidad a prueba de cañones y espadas.

Es probable que a lo largo de la campaña no juegue más que un puñado de minutos, sobre todo tomando en cuenta que su competencia se llama Mauro Boselli, Elías Hernández, Andrés Andrade y Luis Montes. Todos de comprobado talento y en la cúspide de sus carreras.

Pero Landon Donovan es de esos jugadores que va por ahí complaciéndose en tapar la boca a periodistas incautos. No sería nada extraño que lo hiciera una vez más.

Sin embargo, ahora mismo la novela Landon-León-México está no solo en observarlo sobre el terreno de juego. Si no en mirar a la mayor figura futbolística estadounidense de todos los tiempos en una situación alrevesada.

Está en mirar el esfuerzo que el hombre le pone a un proyecto de vida en un país extraño, en el que en un primer momento pareciera que no es bienvenido.

En el entusiasmo manifiesto que ha enseñado desde el primer minuto, sus ganas de ser y agradar a todos. En el futuro que quiere, si hasta trasladó a su familia a su nueva ciudad y se declaró mexicano.

Está en buscar el éxito cuando nadie lo espera, justo como ocurre con millones de mexicanos en el país de Landon.