La forma en la cual la bajó de pechito e impidió que su bote se le fuera para arriba pateándola de “tijera” delata a un delantero que nació para hacer goles. “Sharpness of mind”, le dicen los ingleses a esa rara cualidad innata de quien antes de hacer los goles es capaz de pensarlos primero en fracción de segundo.
El crack que pone la Liga MX patas arriba costó 7 mil dólares y unos cuantos balones
La historia de Jonathan Rodríguez es conocida en Uruguay: fue una ganga para el Peñarol de Dieguito Alonso.
Lo que nadie en la Liga MX sabe de Jonathan Rodríguez es que cuando tenía 17 años el Peñarol de Montevideo adquirió su pase a cambio de meros 7 mil dólares y un juego de pelotas de fútbol. Él es originario del departamento de Florida y su equipo era el Atlético Florida del interior de ese microscópico país sudamericano. Un chico de pueblo.
Según quienes lo conocen, Rodríguez pudo haber llegado de 15 años a Peñarol, pero extrañaba mucho a los suyos y decidió volverse a Florida.
“Le pega igual con las dos piernas”, es la frase más repetida por los entrenadores que lo tuvieron en la escuadra aurinegra de la capital de Uruguay. Jorge “Polilla” Da Silva estaba a cargo del primer equipo y Jonathan jugaba en tercera. Lo tenía bien visto y no podía esperar más para debutarlo en primera. Pero fue cesado y quien lo debutó finalmente fue Diego Alonso.
Sí, el mismo Diego Alonso que hoy dirige a los Tuzos del Pachuca.
En el 2015 zarpó de costas charrúas rumbo al fútbol europeo. Primero con el Benfica y después prestado al Deportivo La Coruña. Él no quería irse. Quería quedarse en el aurinegro al menos un semestre más. Jugó 13 partidos en España y no pudo anotar goles. No le fue bien.
Como tampoco le fue bien colectivamente en su primera temporada con el Santos Laguna de Torreón. El club coahuilense echó a Luis Zubeldía y trajo a “El Chepo” de la Torre, pero el rumbo del equipo no se enderezó. Sin embargo, Rodríguez anotó cuatro goles en el Apertura 2016, lo que no está nada mal para un debutante.
Dicen también que su velocidad es de relámpago. Sobre todo para esquivar periodistas y reporteros, ya que a él no le gusta dar declaraciones ni salir en televisión haciendo otra cosa que no sea jugar al fútbol. No hablaba con entrevistadores en Florida ni en Montevideo. Y probablemente tampoco lo hará en la Liga MX.
Si Jonathan no quiere hablar con la boca, entonces que hable con cualquiera de sus dos piernas, pues ciertamente le pega muy bien con ambas.