Tras duelos bastante olvidables de la fecha anterior, como el Puebla-Cruz Azul y el Santos-Toluca, Morelia y Tigres se citaron para un divertido encuentro que dejó satisfechos a todos.
Fiesta mexicana de goles, golpes y gritos en el Tigres 3-3 Morelia
Frenético duelo en el José María Morelos y Pavón para inaugurar el fin de semana de fiestas patrias en México.
Fueron los purépechas quienes pegaron primero gracias a un penal regalado por mano infantil de Jürgen Damm. El capo goleador del Perú, Raúl Ruidíaz, disparó y Nahuel Guzmán se estiró cual largo es para tapar; no obstante, el autogol de Dueñas fue de no creerse.
Tigres se recuperó fácil y rápidamente por conducto de Javier Aquino. Juzgue usted tremendo golazo.
El 2-1 para la escuadra de Ricardo Ferretti llegó de ecuatoriano a ecuatoriano: Gabriel Achilier regaló un balón en la salida que fue aprovechado por el chileno Eduardo Vargas para asistir a Enner Valencia.
Nos fuimos al medio tiempo y regresamos al segundo para ver a los dos equipos darse con todo. Sebastián Vegas y Damm se trenzaron cual chicos de colegio en un recreo peleando por la misma damisela.
Aunque Tigres tiene poder adelante, en la parte de atrás aún es un conjunto muy vulnerable. Morelia llegó tocándole y Ruidíaz no perdonó para igualar a dos tantos transitoriamente.
Acto seguido, los visitantes hicieron el 3-2. Gignac y Aquino demostraron esa gran amistad, ya no recolectando víveres para los damnificados por el terremoto, sino para hacer ver mal a la defensa local.
El empate final fue obra de un tigre michoacano. Ángel Baltazar Sepúlveda exhibió cuán pasmada puede quedarse la defensa de Tigres en un simple servicio al área.
Visto lo visto, el empate fue justo. Y el espectáculo fue digno de un grito de ¡Viva México!