México

    La Cruda Realidad | Osorio merece paz

    Constantes ataques caen sobre el colombiano; a unos meses del debut en Rusia y con buenos resultados en la espalda, Osorio merece ser blindado.


    Por:
    Mauricio Cabrera.


    Imagen Getty Images

    El ocio en el ocio. El sinsentido de no estar en calma aún en la victoria. Pasa que los medios vendemos a partir de las emociones. Y esas o son extremas en la victoria o funcionan mejor en la inconformidad, la rabia y la sospecha. El negocio patrocina la comedia.

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    La Selección merece tranquilidad. Se la ha ganado a base de resultados. Un tres a cero amerita el blindaje ante las descalificaciones. El rival no era cualquiera. Quizás a Islandia la opaca su virginidad mundialista, pero la engrandece el recuerdo de una Euro en que estuvo entre las mejores ocho representaciones de ese futbol de primer mundo en el que siempre hemos querido estar.

    Con Osorio, México gana casi siempre. Y eso valdría mucho en cualquier país que se diera tiempo para revisar su historia, una que incluye haber tardado veintiocho años para sumar un punto en una Copa del Mundo y treinta y dos para ganar su primer partido; una que también incluye una clasificación de última hora para Brasil 2014. Su historia, aunque abundante en participaciones, es también abundante en mediocridad. Dicho en otros términos, de lento aprendizaje, aunque consistente a la luz de los números desde 1994.

    México es víctima de la geografía. Vive afectado por un delirio de grandeza. El lifestyle americano para el consumo. La doble casa como confusión. La Selección, apoyada por su país de origen y añorada desde un país que nos sobrevalora a partir del dólar. Así, con dos hogares y acuerdos millonarios, es difícil que impere la sensatez. Demasiadas capaz de endulzante como para reconocer la cruda realidad.

    Osorio no es técnico para la Selección Mexicana. Lo sabemos todos. Comenzando por la afición, pasando por los medios y terminando con él mismo, que ha iniciado la cuenta regresiva para irse de una vez por todas de un lugar que no comulga con sus formas de trabajo. Él quiere paz, los mexicanos vivimos en guerra. Él quiere anotaciones en una libreta, nosotros gritos y festejos virales para vender más la forma que el fondo. Se irá. Seguro que se irá. Por eso dejémoslo tranquilo, que de aquí al Mundial ya nada cambiará.

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    Llega un momento en que lo mejor es observar. Osorio no se fue cuando debía irse. Si sobrevivió a Chile, sobrevivirá a cualquier cosa. Todo lo que se grite, se cuestione y se polemice carecerá de sentido. Osorio hará lo que quiera en el Mundial. Se lo ha ganado. Los números así lo dicen. Y sí, es probable que en una de sus rotaciones, que según él ya no serán tantas, esté la clave de una derrota o, peor aún, de una humillación en un partido definitivo.

    Pero de nada sirve patalear ahora. De nada sirve exigir explicaciones o jugar al juez. Al final, Osorio se morirá con la suya y se irá también con la suya, la de Colombia o la del lugar que le dé la paz que no genera ventas ni rating, la paz que no va con un México en permanente estado de guerra. Esa guerra que no se va ni ganándole tres-cero a uno de los mejores ocho equipos de Europa.

    Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Deportes.


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