Tigres no estaba muerto, ni Monterrey estaba en las nubes: un Clásico Regio sirve a veces para sacudir los ánimos en felinos y Rayados, como si se tratara de un partido ajeno a todo lo que sucede alrededor de la Liga MX o de cualquier torneo, y la capital neoleonesa y su zona metropolitana, quedan ahora con los ánimos encendidos después de un partido épico.
Clásico Regio: Monterrey y Tigres brindan partido épico
¡Se armó la 'carnita'! Partidazo y goles entre Monterrey y los de la UANL en duelo que tuvo de todo.
Empate 3-3 en un Clásico Regio de algarabía, locura, goles y espectáculo puro en el 'Gigante de acero', todo después de que ambos equipos vivieron distintas caras de la moneda en la Champions Cup a mitad de semana y que tuvo secuelas en este compromiso.
Apenas el árbitro central se llevaba el silbato de su boca, cuando casi tenía que volver a ponérselo para señalar al centro del campo: Juan Brunetta anotó cuando ni siquiera se cumplía el minuto de juego y la mitad de Nuevo León, que apenas se iba a sentar, que iba a destapar la primera cerveza o que se acomodaba, ya festejaba el gol de Tigres.
Los dirigidos por Robert Dante Siboldi estaban decididos a vestir a su acérrimo rival con el uniforme del Columbus Crew y tratar de que Rayados pagara el fracaso sufrido en la Concacaf Champions Cup hace unos días. Los de la UANL se dedicaron a cerrar espacios de tal forma que la 'Pandilla' se mostró inoperante por algunos instantes... hasta que llegó el empate.
Luis Romo decretó la igualdad apenas a los 8' y el Clásico Regio era ya una locura en el 'Gigante de acero', pletórico, como la ocasión lo amerita en el duelo más importante del norte de México. Romo saldría lesionado después, pero el espectáculo ya estaba puesto.
Fernando Gorriarán devolvió la ventaja a los felinos instantes antes del silbatazo que mandaba al descanso del descanso, de primera y de parte externa tras un centro por derecha, un tanto que volvía a silenciar el recinto en Guadalupe.
El daño para los dirigidos por Fernando Ortiz fue mayúsculo ya que, una vez más, Brunetta anotaba desde el vestidor, esta vez en la reanudación, con 40 segundos transcurridos desde que iniciara el segundo tiempo, y los Tigres ya emanaban sangre después de apretar con tanto ahínco el cuchillo entre los dientes, y Monterrey lo sufría.
Rayados trato de despertar anímicamente y parecía lograrlo cuando a los 61', Gerardo Arteaga acortó distancias con un gol que hizo creer al Monterrey que siguió con la posesión del balón el resto del partido, todo quedó para lo último, con un agregado de nueve minutos.
Andrada ya subía a rematar, Felipe Rodríguez salvaba prodigiosamente su marco, pero Germán Berterame fue quien desató las pasiones finales con el gol del empate, en un compromiso que también tuvo al expulsión de Aquino y broncas al final, delirio absoluto con un empate que será recordado por mucho tiempo en Nuevo León y más allá de sus fronteras: simplemente épico.