Oribe y el América sepultan al fútbol inofensivo e inoperante de Cruz Azul
Pese a un planteamiento ofensivo, la Máquina pagó caros sus errores y cayó 2-0 ante el América, con doblete de Oribe Peralta.
Qué difícil es ser Cruz Azul. Qué doloroso es ser aficionado celeste. Tienen el balón, proponen, son ofensivos, pero el gol no llega. Entre fallas impensables e imprecisiones en el último cuarto de cancha, al rival sólo le basta una para llevarse los tres puntos.
Así fue ante Atlas. Así fue esta noche ante América. Las Águilas se llevaron el Clásico Joven con un triunfo de 2-0 gracias a dos intervenciones de Oribe Peralta y las varias que tuvo el arquero Agustín Marchesín para defender su arco.
Pese al difícil momento que pasaban en el torneo, azulcremas y celestes dieron un primer tiempo intenso, vertical. Cruz Azul tuvo más oportunidades, pero entre su falta de puntería y las atajadas de Agustín Marchesín, no lograban marcar.
Dicen que el que perdona, pierde. Así ocurrió en el Azteca, pues América encontró la meta enemiga primero gracias a un certero cabezazo de Oribe Peralta en el área chica.
La pobre puntería de Jorge Benítez le costó ser cambiado al medio tiempo. Paco Jémez, pese a la derrota parcial, fue más cauto en su planteamiento, pero no por eso renunció a la ofensiva.
Ni Cauteruccio, ni Baca, ni Mena, ni Giménez, ni Rodríguez, ni nadie. La portería del América parecía hechizada. La Máquina tuvo más el balón y pisó más veces el área enemiga, pero no una y otra vez fueron víctimas de sus propias pifias.
Hasta que, al 82', Oribe lo volvió a hacer, le ganó la espalda a Julián Velázquez y apareció solo frente al área, donde Renato Ibarra le sirvió un pase con ventaja para que el héroe de Wembley lo acomodara, levantara la mirada y colocara el balón a segundo poste de zurda, imposible para Jesús Corona, cuya estirada sólo sirvió para la foto.
Porque si a Cruz Azul le faltaba algo para entender que con posesión de balón no se gana, era una derrota ante su acérrimo rival, ante su némesis del siglo XXI.
El Clásico Joven tiene dueño.