Allá por la década de 1980 cuando tenía entre 13 y 14 años, el recién nombrado presidente de la Comisión de Árbitros de la Federación Mexicana de Futbol, Armando Archundia Téllez, se enamoró del arbitraje después de pitar un partido llanero en unos campos de Tlanepantla, Estado de México, le pagaron 30 pesos de aquella época.
Paco Arredondo | Indicador Futbolero: Archundia se enamoró del arbitraje con 30 pesos
Se enamoró del arbitraje después de pitar un partido llanero en unos campos de Tlanepantla.
En aquel momento, Archundia Téllez era el capitán y delegado de su equipo que se llamaba Cruz Azul en la desaparecida Liga Carlos Lozano en Tenayuca, donde les pidieron conseguir una persona para que fuera árbitro pues de lo contrario no podrían jugar. Ante esa situación él se propuso para cumplir con ese requisito, con todo y la negativa de sus compañeros de asumir ese rol.
Para el siguiente fin de semana, acudió a las oficinas de dicha liga, donde se reunían los delegados, árbitros y aficionados para entrar a la plática y apegarse a las exigencias que, en ese momento, les ponían, para que pudiera tener con su equipo partido cada semana.
Armando se presentó con una camiseta negra de futbol americano con el número 12, un traje de baño largo en color negro, que era de su papá, y unas medias de maternidad en azul marino. En ese primer juego fue designado sin un conocimiento de las reglas, marcó un fuera de lugar y expulsó al futbolista que cayó en esa falta.
Nadie le reclamó sus decisiones. Él sintió que su desempeño había sido bueno en todo el partido y la confirmación de su percepción se dio cuando acudió a entregar la cédula del compromiso y le pagaron 30 pesos, que eran 25 más de los que le daba como domingo su papá cada semana.
Esta anécdota fue el inicio de lo que después se convertiría en una de las carreras más destacadas dentro del arbitraje mexicano, misma que se inició en 1985 y concluyó 25 años después, tras dirigir cerca de 14 finales en el futbol del país, y haber estado en las Copas del Mundo de Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
Fue internacional desde 1993 hasta su retiro, en su momento fue considerado el segundo mejor colegiado en la historia dentro del futbol mexicano y el número 42 a nivel mundial. Ahora tiene en sus manos la tarea de darle un giro a la realidad que se vive en ese gremio, y alcanzar las mejores notas con silbantes de una mayor calidad en todos los sentidos.
Armando sabe lo que es ser árbitro desde que era adolescente, cuando por una circunstancia de la vida misma, que esa profesión sería para toda su vida.