En Andalucía, la tierra de Sergio Ramos, hubo hace siglos una guerra por España entre moros y cruzados. Los primeros tenían la técnica y los segundos, el coraje. Así le alcanzó a España para recuperar Andalucía y un grito de guerra alcanzó la eternidad: ¡Santiago y cierra, España!
¡Sergio y cierra, Real Madrid!
Cuando el fútbol no bastaba, apareció al rescate el pundonor de Sergio Ramos y toda su gallardía estropeando la fiesta a todos en Camp Nou.

Nada le viene mejor a la imagen de Ramos en grito de gol y éxtasis que aquellas palabras ligeramente modificadas: ¡Sergio y cierra, Real Madrid!
El gladiador merengue cuyas agallas y blasones salen a relucir cuando su equipo más les echa en falta. Apareció en el último instante de la final de Lisboa en 2014 y apareció en el último instante en Camp Nou. Se eleva como los ángeles y martillea el cuero sacando chispas como los herreros.















“Voltéate la camisa para verte el nombre, que no te conozco, macho” le decía el capitán blanco al zaguero central uruguayo José María Giménez en una de tantas batallas entre Real y Atlético por la hegemonía de Madrid. Con la cara gélida pero las palabras candentes para atemorizar al enemigo con el puro gesto “¡Voltéate, tío, que no te conozco!”
Ramos no conoce límites ni le tiene miedo al ridículo. Igual pide cobrar un penal para mandar la pelota a las nubes que jugar de medio de contención si su míster así lo requiere. Del Ramos defensor lateral al Ramos baluarte de la zaga central del Madrid y de España el andaluz se cortó la cabellera y no perdió sus fuerzas, como Sansón, sino que incluso la incrementó.
En un vestidor donde los futbolistas aparecen en comerciales de crema hidratante y desodorante, el look de Ramos dice que te vengo a vencer.
Todos en Barcelona destapaban la sidra para festejar una victoria ante el odiado rival y apareció Ramos para echarlo todo por la ventana. Este Madrid se simboliza en su capitán andaluz, quien antes de ir a por un lanzamiento de esquina parece gritar:
¡Santiago y cierra, España!