El fútbol es un negocio, eso nunca debemos olvidarlo. Pero existe una brecha muy grande que divide las finanzas de los sentimientos, ahí, existe solo puede caber el agradecimiento al ídolo.
Verón, Moisés, Bravo y el poco respeto a los ídolos en la Liga MX
El capitán de Pumas es el mayor estandarte de Universidad en la última era dorada de la institución donde se conquistaron 4 títulos de Liga.
En la globalización que hoy envuelve al fútbol, es cada día más difícil encontrar a jugadores que se conviertan en eternos emblemas de un club. Por la competitividad que existe, es igual de complejo que los futbolistas duren lo suficiente en un equipo para lograr establecer o romper un récord. En la Liga MX, esto pasa cada día menos.
Hace unas horas los Pumas dieron la sorprendente noticia que Darío Verón, el último gran estandarte del club y uno de los mejores extranjeros que han llegado a México en la historia, no continuará a partir de la próxima campaña en la institución.
Los jugadores no son eternos. En el caso de Verón, la edad empieza a ser un factor para que tarde o temprano no solo deje a Pumas, sino abandone el fútbol. Sin embargo, siempre existirán las formas correctas para irse. A un ídolo se le agradece como tal, y en Ciudad Universitaria no comprendieron u olvidaron la grandeza de Darío y el aporte que le dio a la institución.
Es cierto que Verón puede estar tapando un espacio a canteranos, tal como lo afirma Sergio Egea. Es también correcto que la apuesta de Juan Francisco Palencia y la nueva directiva universitaria apuestan por revivir a las fuerzas básicas. Lo que repetimos, no es correcto, es salir a vociferar a través de los medios de comunicación consecuencias que deberían ser tratadas internamente.
Pumas no debió salir a decir que Verón estaba transferible ni que ocupaba un puesto que debía tener un canterano. Debía ser el propio futbolista de Pumas el que anunciara su salida y el trato del equipo al jugador acorde a los 14 años que defendió dicha camiseta con los cuatro títulos de Liga que le dio a ganar.
Pero lo de Pumas solo es un reflejo de lo que sucede en otros equipos del fútbol mexicano. Hace seis meses pasó con América y Moisés Muñoz, un hombre que llegó como no-querido a la institución y que acabó como ídolo. Su salida no fue lo digna que se esperaba para un ídolo de la hinchada.
Finalmente, en Chivas sucedió con Omar Bravo, el máximo goleador de la institución y el último gran ídolo del Rebaño. En el fútbol mexicano no se cuidan las formas y se toman decisiones al presente cuando en ocasiones bien vale recordar un poco el pasado.
En el caso de Darío Verón, Pumas aún está a tiempo de recomponer el camino y de maquillar aunque sea un poco la salida del último gran ídolo del equipo. La afición nunca le va a perdonar a su directiva si no hace lo correcto en este instante de tiempo.