Luis de la Fuente, seleccionador nacional español, ofreció disculpas este viernes en conferencia de prensa celebrada en la RFEF por sus aplausos en la asamblea que protagonizó Luis Rubiales.
Luis de la Fuente se disculpa por aplaudir a Luis Rubiales en polémico discurso
El director técnico de la Selección de España acepta que las críticas que ha recibido son merecidas.
"He recibido duras críticas, que son totalmente merecidas. Pido perdón por ellas. Son hechos injustificables. Acudí a la asamblea convencido que era un acto protolocario de despedida de un presidente y se transformó en todo lo contrario.
"Estos gestos no representan mis valores ni la forma de actuar en la vida. Siempre he estado de la igualdad y del respeto. En mis 26 años de entrenador siempre he tenido un comportamiento intachable", agregó.
Luis de la Fuente aseguró que no ha valorado la dimisión, pese a su total arrepentimiento por los aplausos al discurso de Rubiales, al sentir el apoyo de las Territoriales y el presidente interino, Pedro Rocha.
"En un comunicado censuré la postura en los actos de entrega de premios con Jenni, pero creo que no tengo que dimitir, tengo que pedir perdón. Cometí un error humano inexcusable que ahora mismo, si pudiera volver atrás, no volvería a cometer. Siempre he estado del lado de la igualdad y el respeto. Todos tenemos que mejorar en materia de igualdad, por supuesto que yo el primero, y en ese proceso estamos", dijo.
Pidió De la Fuente que sea juzgado por los resultados de la selección española, con la "presión" con la que dijo sentirse "cómodo", alejado de otros focos. "Cuando se cuestionan valores y principios me genera inquietud y tensión. Que se me cuestione por los resultados".
"No justifico nada, porque es injustificable. Trato de exponer y explicar el contexto en el que se produce, la situación en la que nos vimos algunos. Yo lo viví desbordado, no supe estar a la altura y no pude controlar esas emociones. Cuando lo vi posteriormente en las cámaras, no me reconozco. Hice un análisis en otra perspectiva. Al principio, dentro del bosque, uno solo ve ramas, y al separarse ve la realidad y la dimensión", explicó.
Uno de los puntos que tuvo que explicar De la Fuente fue la tardanza en su reacción, tras el ruido generado por sus aplausos en momentos del discurso de Rubiales, y el hecho de haberlo lanzado después de que FIFA entrase en el caso.
"Aplaudí por el contexto en una situación de presión en el ambiente. Te sientes incómodo, estas fuera de sitio. Nunca me había pasado ni vivido una situación de ese estrés emocional. Cuando salgo de la Asamblea, no tengo recursos literarios. Soy entrenador y necesito un tiempo para reflexionar, verlo en perspectiva y pensar", dijo.
"Es imposible por tiempos que en una hora que separa el de FIFA y el mío, se haya preparado. Desde que salimos de la Asamblea empezamos a ver la realidad, escuchar y con más tranquilidad prepararlo. Coincidió en el tiempo pero en una hora no daba tiempo a prepararlo. El texto refleja lo que yo sentía", añadió.
"Desde que terminó la Asamblea me reuní con mi cuerpo técnico, el sábado hasta la madrugada y el domingo también. Los que me conocen saben la cara que tenía en la Asamblea. Cuando nos pusimos a trabajar no me reconocí. No tengo facilidad de redactar un comunicado en horas y en ese escenario me sentí muy incómodo, por la trascendencia que tenía poder expresar lo que sentía y cómo me sentía", explicó posteriormente cuando se le insistió en la tardanza de su comunicado.
Pese a todo lo ocurrido, Luis de la Fuente dijo que no se siente traicionado por Rubiales, aunque entró "en shock" cuando vio que la Asamblea no seguía el camino que les habían anunciado. "Estuvimos casi todos los trabajadores de la RFEF con una idea que íbamos a escuchar la dimisión de un presidente, pero nos encontramos con otra cosa totalmente diferente. No era fácil de digerir, me quedé en blanco. Fue una situación que me superó".
En numerosas ocasiones durante su comparecencia, el seleccionador pidió "una y mil veces perdón", y habló de "error humano" en su comportamiento en "una situación de máxima presión y tensión". Confía en que la sociedad entienda sus explicaciones y pueda convencer a los que esperaban su dimisión.