Su nombre nunca enganchó con la afición mexicana, acostumbrada al folclor de Miguel Herrera. Pero tras el despido del Piojo, a los seguidores aztecas no les quedó de otra que aceptar que un desconocido Juan Carlos Osorio, con un breve pasado por el Puebla de la Liga MX, sería el encargado de entrenar al Tri.
Del cielo al suelo: el 7-0 que tiró al piso la credibilidad de Juan Carlos Osorio
Osorio llegaba al duelo ante Chile con 10 partidos sin perder, ocho de ellos, sin recibir gol; la debacle de San Francisco eliminó la paz que Osorio gozaba.
La trayectoria y el conocimiento de Osorio era desconocido por la afición. El lenguaje futbolístico y los conceptos empezaron deslumbrando a los incrédulos y satisfaciendo a los conocedores de la táctica y los movimientos. El Filósofo llegaba al Tri tras un exitoso paso por el desconocido –para los mexicanos- fútbol colombiano con Atlético Nacional.
En la afición azteca había desinterés por su selección y por el colombiano. Y para tranquilidad de Juan Carlos Osorio, no existía presión sobre él. El crédito aumentó cuando en su debut, México venció a El Salvador con un contundente 3-0 en el Estadio Azteca.
Ahí, entre una pluma roja y una pluma azul, hincado y con un semblante sereno y pacífico, Osorio comenzaba un gran andar por la eliminatoria rumbo al Mundial. Tras siete partidos consecutivos, el Tri sumaba mismo número de victorias y ningún gol en contra. Perfección absoluta.
Así, entre un fútbol agradable, pero con el inicio del hastío con las rotaciones, México llegó a la Copa América Centenario. En el juego ocho, el Tri de Osorio recibió su primer gol en contra enfrentándose a Uruguay. Eso sí, la derrota no llegó. Luego, el partido nueve con una nueva victoria y el primer empate, ante Venezuela, en el juego 10.
México llegaba a los cuartos de final para medirse a Chile en San Francisco, un partido que se antojaba parejo, pero en el que el Tri era favorito. Ahí, lo que todos conocemos: un 7-0 que desgarró las entrañas de México y que de golpe y porrazo acabó con la paz que había creado Juan Carlos Osorio.
El desastre del Tri hizo olvidar los 10 partidos invictos de la selección. De un auténtico golpazo, México despertaba de su sueño para caer en una durísima realidad que, de paso, despertó todas las presiones y críticas en contra del colombiano. La masa social mexicana, desinteresada por Osorio, lo eligió como su nueva némesis.
Ese 7-0 estuvo a nada de desatar el cese de Osorio. Tras una reunión de emergencia, el despido del colombiano estuvo a punto de hacerse realidad. El miedo a correrlo y empezar de cero un nuevo proceso terminó por darle un respaldo al técnico. Eso sí, nada volvió a ser igual para él desde aquella tarde.
Tras otra goleada en la Copa Confederaciones y una gris participación en Rusia 2018, Juan Carlos Osorio se fue del Tri. En su espalda siempre pesará más el 7-0 de Chile que el 1-0 ante Alemania; el Levis Stadium de San Francisco, con aquella debacle, siempre tendrá más peso que el final de la Maldición de Columbus. El fútbol fue así con Osorio.