Por Omar Carrillo
@OmarCarrilloHH
El día que Cuauhtémoc Blanco lavó su sufrimiento ante Croacia
El Tri enfrentó a la seleccion europea en el Mundial Corea-Japón 2002 y el ídolo de Tlalilco fue el protagonista.
A Cuauhtémoc Blanco el camino hasta el Mundial del 2002 se le tapizó de amargura. Casi de sangre.
Al héroe de Tlatilco el 8 de octubre del 2000, Ansil Elcock, de Trinidad y Tobago le destrozó la rodilla. Once meses tardó en regresar al Tri y fue la pieza clave para que México clasificara al Mundial.
Hizo cinco goles en los cuatro últimos juegos de la eliminatoria y dio dos asistencias. Se recuerdan particularmente, los dos tantos a Honduras y el pase a gol a Juan Francisco Palencia en el último y decisivo duelo para obtener el boleto al Mundial en una eliminatoria muy sufrida para la Selección Mexicana. Esto el 11 de noviembre del 2001.
Más tarde, el 18 de noviembre, renunció al Tri. Argumentó que su ciclo había terminado por el maltrato y falta de apoyo de los directivos mexicanos durante su lesión.
Si hasta su madre se preocupó por él y sus decisiones en aquellos momentos. “Tengo fe”, dijo doña Hortencia a la revista Soccermanía, “voy a ir a la Villa a pedirle a la virgen que haga reflexionar a mi muchacho para que vuelva a la selección.”
Tras unos meses de incertidumbre, una plática con Javier Aguirre -el entonces técnico del representativo azteca- en marzo hizo que Blanco se reintegrara al conjunto.
En su club de esos días, el Valladolid de España, su participación era limitada y no le gustaba no ser tomado en cuenta.
Pero lo más duro vino en los últimos días de mayo del 2002, cuando Cuauhtémoc y el Tri estaban ya concentrados en Japón.
Su abuela María del Refugio murió en la Ciudad de México y el delantero no pudo acompañar a su familia. Entonces, en medio de su sufrimiento, prometió la victoria en el primer juego del Mundial.
El juego
Cuatro años atrás, Croacia fue la rebelación de Francia 98. En su debut en una Copa del Mundo se llevó el tercer sitio.
Pero su fútbol era impredecible. Era capaz de hacer frente y vencer a las potencias o perder con el rival más débil.
“Con los croatas se puede esperar cualquier cosa”, anunció Javier Aguirre tras el sorteo y tenía razón.
A esas alturas, previo al inicio de la competencia en Asia, se presentía que las estrellas croatas - Davor Suker, Boksic y Robert Proscineski- que habían encabezado a su selección en la hazaña de cuatro años antes, habían envejecido.
El Tri enfrentó a Croacia, el 3 de junio del 2002 en la presentación de ambos en la justa mundialista.
Fue un encuentro tenso y aguerrido. Rafael Márquez, Gerardo Torrado, Oscar Pérez y Cuauhtémoc Blanco destacaron enseguida por los verdes.
En aquel tenor fue difícil hilar pases y jugadas. Se notó más el poder defensivo de los dos equipos que el ofensivo.
De cualquier manera, ‘Conejo’ Pérez debió emplearse a fondo en una triada de jugadas de los europeos. Así transcurrió la primera hora del juego.
En ese tipo de escenarios, siempre se supo, Cuauhtémoc se sentía cómodo. Su pérdida de potencia en las piernas tras la lesión, la sustituyó por su inteligencia futbolística.
A los 59´, Gerardo Torrado abrió un balón por derecha para Jared Borgetti que de taquito colocó el balón a la entrada de Blanco.
B. Zivkovic, viéndose en desventaja, fauleó al mexicano en el área croata. El árbitro decreto penal y expulsión para el defensa.
Blanco un minuto después, sereno y preciso, cobró a la derecha del arquero para el único gol del partido. Tras la anotación levantó los brazos al cielo y, seguramente, pensó en su abuela.
México sufrió cierto agobio hacia el final del partido. Pero controló el juego. ‘Conejo’ Pérez alcanzó a sacar un balón de gol sobre el minuto 90, pero el marcador ya no se movió.
Cuauhtémoc sobre el penal y el gol de esa tarde fue escueto como siempre: “me tuve confianza”, aseguró, “sabía que podía meterla y le pegué con el alma”.
Lavó así las muchas heridas producto del sufrimiento en su camino al Mundial del 2002.
Y, de paso, cumplió una promesa.