Hay goles que valen más que un resultado, hay goles que son bálsamos, que son oxígeno, que son esperanza y eso fue lo que debió significar para Marco Fabián el gol que le anotó a Islandia a los 37 minutos.
Marco Fabián, como el ave Fénix, resurgió de sus cenizas
Tuvieron que pasar casi nueve meses para que el jugador del Eintracht Frankfurt volviera a marcar, luego de recuperarse de una lesión que casi lo retira.
El 2017 fue un año más que complicado para Fabián y su entorno, ya que una lesión en la espalda lo alejó de las canchas por más de medio año, su último gol fue en la Copa Confederaciones un 29 de junio ante Alemania.
El fantasma del retiro merodeó en su entorno, pero nunca decayó y este 2018 por fin volvió a las canchas en la Bundesliga y el técnico Juan Carlos Osorio siguió confiando en él.
Y Fabián no defraudó y abrió el marcador en una cancha maldita para el Tri como lo es el Levis Stadium de Santa Clara, pero el mediocampista del Frankfurt disipó el malefició para que con un cobro de tiro libre con todo su sello, el combinado azteca se pusiera adelante en este inmueble.
El festejo de Fabián fue un desahogo, un grito de ánimo para él y sus compañeros, aunque la celebración se desbordó al grado de tirar la publicidad estática que por poco le cae en la pierna al ex jugador de Chivas.
Poco a poco Marco recupera sus mejores sensaciones y el toque en su pierna derecha que lo ilusiona e ilusiona a la afición mexicana de cara al Mundial de Rusia 2018 y como el ave Fénix, Fabián ha resurgido de entre las cenizas.