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    El juego en Phoenix ante Estados Unidos, debería haber dejado al cuerpo técnico de la Selección de México bastante material para sacar conclusiones.


    Por:
    TUDN

    El juego en Phoenix ante Estados Unidos, debería haber dejado al cuerpo técnico de la Selección de México bastante material para sacar conclusiones de importancia para lo que se avecina en los próximos meses hasta tanto se de a conocer la lista final rumbo al Campeonato del Mundo en Brasil.

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    Ante el equipo de Jurgen Klinsmann, al margen del empate y de la recuperación de la segunda parte, más anímica que futbolística, Miguel Herrera tiene que haber pensado en lo que podría suceder a partir de aquí hasta el 13 de junio en que se enfrente a Camerún en Natal.

    Le guste o no al ‘Piojo’, la Selección de México no puede desarrollar un protagonismo de juego con estos elementos; ha quedado claro que en este conjunto de ‘jugadores locales’, no hay quien se haga responsable de la organización táctica, y a la hora de imaginarnos a un equipo con actores principales, sólo encontramos a personajes secundarios sin fundamentos para liderar, desde la estrategia técnica, a una escuadra con pretensiones de hacer un buen papel en el Mundial.

    Estamos hablando de acudir a un torneo en el que la experiencia internacional pesa, en donde se hacen valer los kilómetros recorridos en el fútbol de alto rendimiento, en terrenos donde la validez de situaciones de practicidad a un cierto nivel futbolístico tienen una importancia de trascendencia fundamental.

    No renegaremos de las ideas sistémicas de Miguel Herrera, el tema del método de juego que intenta el estratega mexicano no se somete a juicio, sería demasiado tarde hacerlo ahora, sin embargo, la duda se acerca a la contradicción en el aspecto de los hombres que deberían ejecutar su pensamiento futbolístico.

    El empate de 2-2 frente a Estados Unidos, demuestra que el juego en sí tuvo que ser superado por la ‘entereza’ en la actitud para revertir una situación, y que lo que se demostró con la posesión de la pelota no fue suficiente como para creer ciegamente en esta Selección de México sin futbolistas de alta gama, quedando a la vista que los gritos y sugerencias desde la banca no llegan adecuadamente, y que tampoco Rafa Márquez basta con su experiencia a cuestas.

    Habrá un buen tiempo ahora hasta que venga Israel y su mediocridad futbolística al Estadio Azteca, hasta entonces, seremos pasivos testigos del trabajo que el técnico nacional vaya poniendo en práctica para mejorar el rendimiento de México camino a Brasil.

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