Por Martín del Palacio
México y una “Generación Dorada” que puede hacer historia
La selección mexicana jugó con un carácter pocas veces visto como visitante ante un rival de élite y consiguió un resultado histórico.
Es difícil no emocionarse con lo sucedido ayer en el Amsterdam ArenA en el partido ante Holanda. La selección mexicana jugó con un carácter pocas veces visto como visitante ante un rival de élite y consiguió un resultado histórico. Fue, por supuesto, sólo un partido amistoso, pero el resultado, la forma de conseguirlo y el funcionamiento, permiten dar rienda suelta al optimismo rumbo a Rusia 2018.
En primer lugar, porque la selección de Miguel Herrera es un equipo bastante joven. Curiosamente, el once inicial que paró aquella tarde infausta en Fortaleza, había tenido el segundo promedio de edad más alto en la historia de las Copas del Mundo, pero de ese equipo, varios jugadores fueron retirados ya de la ecuación y el resultado es un rejuvenecimiento total.
Juguemos un poco con la posible alineación ideal del Tri. Pese a su falta de actividad, el portero titular seguramente sigue siendo Guillermo Ochoa, de 29 años. La defensa estaría ocupada por Héctor Moreno, de 26, Diego Reyes, de 22 y quizá Oswaldo Alanís, de 25. Los laterales, Paul Aguilar, “veterano” de 28, y Miguel Layún, de 26. La media cancha podría estar formada por el propio Reyes, si Herrera lo ocupa como ante Holanda, pero también por José Juan Vázquez de 26, Héctor Herrera, de 24 y Andrés Guardado, de 28. Adelante, el Chicharito tiene 26, mientras que Carlos Vela (y Giovani dos Santos) un año menos.
Es revelador que, en este momento, ningún jugador de este once titular supere los treinta años de edad. Como tampoco lo hacen suplentes que ilusionan, como Jonathan Dos Santos, Jesús “Tecatito” Corona, Alfonso González y Raúl Jiménez, que ni siquiera rebasan los veinticinco. La renovación de la selección mexicana se está haciendo casi sin dolor, y teniendo como protagonistas a futbolistas acostumbrados a la máxima exigencia del futbol europeo.
¿Hasta dónde puede llegar este equipo mexicano? En este momento es difícil decirlo, pero lo sabremos pronto. El año que viene tiene dos torneos de máxima exigencia. Primero una Copa Oro más competitiva que nunca tras las actuaciones mundialistas de Costa Rica y Estados Unidos y luego la Copa América, donde el Tri en principio enviaría a un cuadro alternativo, que permitiría darle roce internacional a varios de esos jugadores jóvenes.
Por supuesto, aún falta mucho camino, y no hay que olvidar que ya antes nos hemos ilusionado con “Generaciones Doradas” postmundialistas que terminan en la misma historia. La dirigida por Hugo Sánchez en aquella Copa América 2007, con Nery Castillo como máxima figura, por ejemplo. O aún más reciente, la que de Chepo de la Torre en 2011, que se desplomó de las alturas tan rápidamente como las ascendió.
Como sea, y aunque aún falte mucho tiempo, está permitido ilusionarse con este equipo. Y soñar quizá con dar ese paso que hemos estado esperando casi todas nuestras vidas. Talento parece haber, sólo falta llevarlo a la práctica, con resultados y buen futbol.