WASHINGTON, DC- Cuando regrese al Vaticano tras su primera gira por Estados Unidos, el Papa Francisco tendrá una variedad interesante de regalos en su maleta.
Cómo hizo DC United para hacerle llegar la N˚10 al Papa Francisco
La historia de cómo el club de Washington le hizo llegar a su Santidad la casaca persoanlizada.
Desde la escultura que le obsequió Barack Obama al crucifijo de madera que mandó a hacer Raúl Castro o una bicicleta cortesía del alcalde de Filadelfia, Michael Nutter. También tendrá una casaca del DC United con el número 10, como bien aprecia un argentino.
La historia para hacerle llegar la 10 de las Águilas Negras al Sumo Pontífice ocurrió en apenas 24 horas.
Paul Hill, un aficionado del DC United, apareció con la idea. Hill está muy bien conectado con la política. Fue en su momento el marido de Courtney Kennedy -hija de Robert F. Kennedy y Ethel- y todavía es muy cercano a la familia católica más famosa de Estados Unidos.
"Fue algo espontáneo", dijo Hill, y al Washington Post. "Pensé que sería un lindo gesto", agregó Hill, que tal vez por leer esta nota supo que el Papa Francisco es un fanático del fútbol.
Ethel Kennedy tenía un pase VIP para asistir a la visita del Papa a la Casa Blanca el miércoles por la mañana. Entonces Hill tuvo que moverse rápido. El martes a la mañana llamó a su amigo Peter Smith, un ejecutivo relacionado al mundo del fútbol que vive en Miami. Smith creció en Pittsburgh y conoce desde entonces al director general del DC United, Dave Kasper.
Smith se contactó con Kasper y rápidamente lo subió al barco de Hill. La misión estaba en proceso y, al momento de darle las instrucciones a su equipo, Kasper dudó desde el talle que elegirían para la playera del Papa hasta el número. "La gran pregunta es: ¿qué número le das al Papa?", recordó el mandamás del DC United.
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"La obvia es darle el 1, pero cada vez que le das un regalo a un argentino que le gusta el fútbol tiene que ser el 10", se respondió Kasper.
Diego Maradona vistió el N˚10, Lionel Messi luce el N˚10... Así que no hubo dudas y se imprimió la casaca.
Con todo listo, el plan para la entrega no funcionó a la perfección. Hill le entregó la casaca a su hija de 18 años, que había viajado desde Massachusetts para ver a Francisco. Ella se la entregó a su abuela que asistiría al evento en la Casa Blanca.
Sin embargo, por la gran cantidad de gente y el accionar del personal seguridad, Ethel no pudo entregarle personalmente el obsequio al Papa, pero se lo dio a uno de sus colaboradores que prometió entregárselo.