Si hay alguien que literalmente se crió en la MLS, ese no puede ser otro más que Michael Bradley. El hoy volante de Toronto FC y la selección de Estados Unidos es hijo de Bob Bradley, hoy entrenador de Los Angeles FC, pero que en 1998 se hizo cargo del debutante Chicago Fire.
De la mano del MLS All Star Game, Michael Bradley regresa por unos días a Chicago
El volante de Toronto FC es hijo de Bob Bradley, el primer entrenador de Chicago Fire, y vivió en 'la Ciudad del Viento' anécdotas imborrables.
Con 30 años y una carrera consolidada, Michael regresa a Chicago, una de las ciudades en la que pasó parte de su niñez. Y lo hace junto a dos de sus compañeros de equipo -Jozy Altidore y Sebastian Giovinco- para disputar el miércoles el MLS All-Star Game ante el Real Madrid.
El jugador de Toronto FC fue un testigo privilegiado del nacimiento de un Fire que ganaría la liga y la Copa Abierta de Estados Unidos en su temporada inaugural. Como niño, se formaba con los Chicago Sockers, pero en su tiempo libre disfrutaba de ser parte de la intimidad de un equipo que terminó siendo legendario.
"En el verano iba cada día a los entrenamientos como mi padre y el equipo, y buscaba cualquier oportunidad para ser parte, como limpiar los zapatos de los jugadores o ir a buscar las pelotas", recordó Michael Bradley. "Cuando fui un poco más grande me pude unir a ellos en alguna práctica".
"Recuerdo los partidos que jugaban los sábados por la noche en el viejo Soldier Field", continuó. "Algunos de los muchachos que estaban en ese equipo -Chris Armas, Jesse Marsch, Piotr Nowak, Ante Razov– significaron mucho en mi proceso de crecimiento como jugador joven. Todos tienen algo que ver en el futbolista que hoy soy".
El capitán de Toronto no oculta la satisfacción que le produce regresar a la ciudad que fue su hogar tiempo atrás para enfrentar a un rival de máximo nivel, como es el Real Madrid. "Cuando tienes la oportunidad de representar a la liga en un evento como este, donde compartirás tiempo con otros jugadores destacados, es un gran honor", dijo Bradley, quien en 2013 era parte del plantel de la AS Roma que jugó el All-Star Game de 2013 ante las figuras de la liga norteamericana. "Si bien es un amistoso, todo el mundo quiere jugar bien, quiere asegurarse de que el público regrese a sus casa satisfecho. Y queremos dejar bien parada a la liga".
"Chicago es una buena ciudad, una gran ciudad para el deporte", manifestó. "Lo pasé muy bien aquí mientras crecía. Me entusiasma poder volver para un All-Star Game como este. El ambiente, tanto en el partido como en la ciudad será muy bueno".