Durante la fase de grupos de la Copa Oro 2015, Giovani dos Santos disputó sus últimos minutos hasta la fecha con la selección mexicana antes de lesionarse para la fase final del torneo de la CONCACAF y posteriormente de no haber jugado un solo partido bajo las ordenes de Juan Carlos Osorio desde que se hizo cargo del Tri.
El camino del hijo pródigo, Giovani dos Santos, para retornar a la Selección de México
Gio despegó y explotó a nivel clubes como nunca antes con LA Galaxy, justo después de la debacle del Tri ante Chile, haciendo su regreso inevitable.
Todo marchaba a viento en popa para el seleccionador de origen colombiano dentro de la cancha hasta los Cuartos de Final de la Copa América Centenario 2016. El 18 de junio fue el inicio de un largo verano para la selección mexicana tras el 0-7 ante el campeón de América – Chile. Las críticas fueron incesantes.
Jugadores como dos Santos no sobran en México. Pero la convocatoria con Osorio no iba a llegar en automático para el atacante del LA Galaxy. Evidentemente las controversias en el último año tampoco ayudaban; aquellas que señalaban algún castigo para Gio por parte de la Federación Mexicana de Fútbol y sus patrocinadores por apoyar públicamente en redes sociales a Miguel Herrera o la polémica que se desató entre que si Osorio lo dejó fuera o Dos Santos pidió no estar en la Copa América.
Entre versiones extra-cancha que sirven de poco y nada más que para alimentar tabloides, México fue masacrado en el área de la Bahía, con la ausencia de uno de los hijos pródigos de la selección azteca apenas a unos kilómetros al sur en la misma California, sin poder hacer absolutamente nada.
Quizás inconscientemente, o quizás más comprometido que nunca con y por la verde, Gio hizo lo que nunca había realizado con una camiseta que no tuviera el águila en el corazón. Dos Santos mostró un nivel superlativo, constante y productivo con los angelinos. Se puso a los hombros lo que quedaba de unos mermados galácticos sin Robbie Keane, Steven Gerrard, Gyasi Zardes y un desterrado Nigel de Jong.
Hasta antes de llegar al cuadro galáctico, Dos Santos había gozado de su mejor rendimiento exclusivamente con la selección nacional, desde divisiones inferiores hasta la absoluta. Pero tras el 0-7, en el que ni siquiera estuvo presente, fue como si el orgullo se lo hubieran pisoteado a él y hubiera despertado el fuego en sus venas y le hicieran hervir la sangre.
Gio jugó los siguientes 15 partidos ininterrumpidamente (14 como titular) en liga más otro par de encuentros en la Copa Abierta de EE.UU. (cuartos de final, semifinal). En esos 15 de liga, el Galaxy no perdió ni un solo encuentro con el potencial ofensivo en los pies del mexicano, quien marcó ocho goles y registró seis asistencias en ese período. Mientras que en la Copa Abierta marcó un gol en los cuartos y provocó un penalti en las semis – el único encuentro que perdieron de los 17 en total con Dos Santos y con las constantes ausencia de las otras estrellas del equipo.
En la actualidad, Giovani marcha como el sexto máximo anotador de la MLS con 14 goles y como el cuarto mejor asistidor con 12 pases para gol (líder en ambos departamentos en el Galaxy) en un total de 27 partidos jugados (26 como titular), es decir, produce en promedio prácticamente un gol con injerencia directa (anotado o servido) por partido jugado.
¿Goles de vaselina? Sin duda @OficialGio es un experto en la materia en @LAGalaxy
— Fútbol MLS (@futbolMLS) September 7, 2016
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Hoy por hoy con el único club con el que haya jugado en su carrera, y tenga más goles oficiales con ellos que con la selección mayor de México, es el Galaxy.
La selección de México y Giovani dos Santos van de la mano en los últimos 10 años, y Giovani hizo de sobra, lo que tenía que hacer para volver a donde tiene que estar siempre. Ni los detractores del talentoso mexicano canterano del Barcelona, ni Juan Carlos Osorio, ni nadie, pueden ya evitar o negar que la mejor versión de Gio vuelva a donde debe estar – vistiendo su amada camiseta verde con la que se proclamó campeón del mundo Sub-17, con la que se colgó la medalla de oro en Londres 2012 y con la que se encargaron, juntos, de llenarle la vitrina de Copas Oro a la Federación Mexicana.
Y no nos engañemos, Dos Santos no vuelve para un par de amistosos intrascendentes ante Nueva Zelanda y Panamá. Vuelve para recomponer una imagen que en gran parte se construyó en base a lo que él y otros cuantos han logrado, para saldar la cuenta pendiente de México en los últimos cuatro Mundiales, el de dar de una vez por todas el salto de calidad en el camino hacia Rusia 2018. Para llevar a México a lugares insospechables una vez más, tan desconocidos como lo fue tocar el cielo en un Mundial de la categoría que fuese o tan utópico como ganar unos Juegos Olímpicos.
Si hoy México puede soñar con poder alcanzar la élite futbolística, es porque ha existió un tipo como Giovani que materializó para los mexicanos lo que se creía estaba a años luz de distancia hace apenas poco más de 11 años en un fútbol que tiene 100 años de historia.