A simple vista el defensor de New England Revolution, Andrew Farrell, es el prototipo de atleta estadounidense – y el estereotipo del futbolista norteamericano – corpulento y fuerte.
El corazón de Andrew Farrell está dividido entre Perú y Estados Unidos
El defensor de NE Revolution es el estereotipo de jugador norteamericano pero no olvida sus arraigadas raíces futbolísticas y culturales de Perú.
Pero a pesar de ello Farrell solo lleva las barras y las estrellas en la mitad de su corazón; la otra mitad es rojiblanca – latee por Perú.
“Definitivamente me consideró bicultural”, declaró Farrell en el programa One Nación de la cadena ESPN. “Siento como si mi corazón fuera mitad estadounidense, mitad peruano”.
Y no es para menos. Es imposible para Farrell olvidar la tierra en donde creció durante una década a partir de que tenía cinco años debido a que sus misioneros padres se mudaron a Lima.
Andrew se sumergió en la cultura peruana como todo un nativo, y creció como cualquier otro chico en Perú: hablando español, comiendo delicias del mar como el ceviche y el lomo saltado, pero sobre todo, hablando, alentando y jugando al fútbol diariamente hasta que sus papás lo llevaban de vuelta a casa al anochecer.
“Amaba el fútbol cuando estaba en Estados Unidos, y cuando me mude a Perú, era todos los días”, explicó Farrell. “Jugaba en el parque hasta que se encendían las luces y mis padres venían por mí. Todos jugaban, todos hablaban de fútbol, todos apoyaban a la selección nacional. Nunca fue así en Estados Unidos, donde todo fuera fútbol todo el tiempo para todo el país”.
Farrell reconoce que irse al país sudamericano le “cambio la perspectiva en muchas cosas” y le “añadió a mi personalidad y a quien soy hoy en día”.
Y no cabe duda que hay dos aspectos que Perú moldeó en el Andrew Farrell del presente.
Primero, y muy evidentemente, el fútbol. El mismo admite que quizás ni siquiera seria futbolista profesional hoy, si no hubiera sido por aquellos años de la niñez y adolescencia.
Y segundo, el idioma. Mucha gente no tiene ni idea de que es bilingüe. Por lo cual, parte de su personalidad amigable, incluye hacer chistes locales en español con sus compañeros o entrenadores latinos. Igualmente en los restaurantes que frecuenta en la zona de Boston, a los trabajadores que hablan español no les pasa por la cabeza que Farrell los entiende a la perfección.
Queda claro que Farrell ama a sus dos mundos, las dos naciones en las que ha vivido. Ya en el pasado han existido rumores de un posible interés de la selección peruana por convocarle. Podría llegar a darse el caso de que un día tenga que decidirse por qué lado de su corazón le late más fuerte…si Estados Unidos y Perú lo convocan.