Por: Diego A. Pinzón ( @PinzonDiego )
Fabián Castillo, un dulce sueño que se gestó en Deportivo Cali y creció en FC Dallas
El camino de Fabián Castillo lo ha llevado a ser de los juagdores más destacados de la MLS
Habitualmente el desayuno no viene acompañado de postre. Sin embargo, aquella mañana que se escondía entre agosto y septiembre, resultó ser una de las más dulces en la vida de Fabián Castillo.
Se despertó, saludó a su esposa, acarició a su hija y, como cualquier otro día, desayunó en su casa en los suburbios de Dallas.
El timbre imprevisto del teléfono interrumpió su acostumbrada rutina.
- “Hola, ¿hablo con Fabián?”, solicitó una voz con acento entrerriano al otro lado del auricular.
- “¿Con quién hablo?”, contrapreguntó Castillo intrigado.
- “Hablás con José Néstor Pékerman”, respondió con convicción la voz que emanaba del receptor.
Los siguientes milisegundos le sirvieron a Castillo para encontrar de nuevo el aliento, a medida que fijó su mirada en el teléfono, como si este lo fuera a sacar de su asombro.
“Yo me quedé frío y como confundido, ¿era en serio?”, recuerda ahora Castillo. “Fue algo que no me esperaba y creo que si no hubiese desayunado, yo me desmayo”.
La conversación fluyó en medio de la expectativa de Castillo, mientras que Pékerman le explicaba al joven jugador que le quería dar una oportunidad con la selección de mayores de Colombia, para el amistoso ante Perú.
“Me preguntó que yo qué pensaba, y obvio le dije que sí, que quería ser parte de ese gran grupo que él ha armado”, reconoce Castillo. “Fue un momento muy bonito para mí, porque me llamó el propio técnico. No me enteré por una rueda de prensa, ni por Internet.
"¡Me llamó el ‘profe’ directamente!”.
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Fabián Castillo comenzó a llamar la atención a nivel profesional con Deportivo Cali, llamando la atención de clubes como Benfica en Portugal, el Brescia y Udinese en la Serie A, antes de firmar con FC Dallas para la temporada 2011.
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“¡Castillo!”, indicaba el entrenador desde la línea de banda mientras, con un gesto de su brazo derecho, invitaba al jugador a acercarse a él. La práctica había terminado, se acercaba el mediodía y el ‘profe’ le pidió a su pupilo que se quedara a almorzar mientras la mayoría de sus compañeros de la cantera se dirigían a sus casas después del entrenamiento.
“Yo le decía a [Fabián] Castillo que se quedara y almorzara con los jugadores más grandes que tenían la posibilidad de utilizar el comedor del club junto con algunos empleados”, recuerda Jorge Luis Bernal. “Hacíamos vaca para poder ayudarle y comprarle el almuerzo y que no tuviera que irse a su casa que quedaba como a dos horas de Cali”.
Bernal asumió la dirección técnica del Deportivo Cali en diciembre de 2009 y meses después, reconoció en Luis Muriel y Castillo a los referentes que guiarían la ofensiva del equipo en 2010. Ambos delanteros, quienes habían participado del Mundial Sub-17 de Nigeria el año anterior, se fueron afianzando durante la pretemporada como los hombres en punta del Cali.
“El profe Bernal desde un principio fue claro conmigo, después que llegué del Mundial Sub-17, me dijo que hiciera lo que sé hacer y que aprovechara mi velocidad”, recuerda ahora desde Dallas con agrado Castillo. “Afortunadamente, las cosas salieron muy bien desde un principio. Me dieron mucha confianza, tanto jugadores como cuerpo técnico”.
Castillo debutó con el primer equipo en el primer semestre de 2010, pero despegaría su nivel, anotando tres goles en el Torneo Finalización de ese año, convirtiéndose en un jugador a seguir.
“Desde que yo lo conocí, demostraba una habilidad similar a la de Elson Becerra, alma bendita, y Darwin Quintero”, recuerda Bernal. “Su gambeta, habilidad, velocidad e inteligencia de juego eran impresionantes para un jugador tan joven”.
Junto a su participación con las selecciones juveniles de Colombia llamaban la atención de clubes como Benfica en Portugal, donde sus compatriotas Radamel Falcao, James Rodríguez y Freddy Guarín ya se destacaban con el Porto. Brescia – recientemente ascendido a la Serie A italiana - y Udinese también comenzaban a ojear al colombiano, aunque al final fue Muriel el que contagió las miradas de las “pequeñas zebras”.
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Castillo junto al creativo de la selección colombiana y del Real Madrid, James Rodríguez en la Copa Mundial Sub-20 de 2011 en Colombia. (Getty Images)
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Sin embargo, Óscar Pareja – quien fue campeón con el Cali en 1996 – supo encontrar en Castillo el elemento adecuado para forjar un equipo determinante en Dallas.
“Lo primero que vimos fue que tenía trabajo de selecciones juveniles en Colombia”, reconoce Pareja, desde la comodidad de su hogar, cinco años después. “Que era un extremo con velocidad y que creíamos que esa velocidad la podíamos mejorar con un desarrollo técnico”.
Un proceso de selecciones que no se opacó con su llegada a la MLS. Meses después de su debut con FC Dallas, Castillo fue convocado por Eduardo Lara para hacer parte de la selección Sub-20 de Colombia que participó en el Mundial de la categoría que se jugó en su país.
“Significó mucho para mí ser parte de ese grupo”, indica Castillo, quien jugó dos partidos, la victoria por 2-0 ante Malí en fase de grupos y la derrota por 3-1 ante México en los cuartos de final. “Ahora todos estos jugadores están en Europa, era una selección muy buena y mucha gente nos daba como campeones.
“Hicimos una primera ronda muy buena con nueve puntos de nueve posibles. Teníamos un grupo muy unido que tiraba para el mismo lado, pero nos quedamos a mitad de camino”.
Esa selección fue el complemento que la nueva generación dorada del fútbol colombiano estaba esperando. James, Muriel, Pedro Franco y Santiago Arias – quienes hoy hacen parte de la selección mayor – se fusionaron con Falcao, Teófilo Gutiérrez, Juan Guillermo Cuadrado, Pablo Armero y Abel Aguilar, para construir la columna vertebral de una Colombia que regresó a una Copa Mundial de mayores en Brasil 2014, luego de 16 años de ausencia.
Hoy, Castillo regresa al panorama para un recambio en la selección de Pékerman.
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Castillo con la camiseta que utilizó en su primer partido con la selección Colombia, junto al delantero de FC Dallas y la selección de Panamá, Blas Pérez. (Imagen cortesía de Blas Pérez)
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“Cambio en la selección colombiana”, pregonó el altavoz del estadio. “Sale con el número 10, James Rodríguez. Ingresa con el número 23, Fabián Castillo”.
Jugó 31 minutos y tuvo dos importantes acercamientos en ataque, con dos disparos al arco y combinándose bien con algunos de sus compañeros, como Jackson Martínez. El atacante de FC Dallas se convertía así, en el primer jugador de la MLS que debutaba internacionalmente con Colombia, bajo el mando de Pékerman.
“A Fabián lo hemos seguido mucho en la MLS, porque seguimos a todos los jugadores colombianos y allí hay muchos que tienen buen nivel. Él es uno de los que cada temporada ha ido creciendo”, aseguró Pékerman cuando anunció la nómina para aquel partido ante Perú. “Siempre ha mostrado muy buenas condiciones, es un jugador rápido, es un extremo que puede jugar por las dos bandas, que es diestro pero tiene los dos perfiles y mucha creatividad. Está muy fuerte, es muy rápido”.
Es fácil concluir que la velocidad es el mejor atributo de Castillo. No es casualidad que todos los entrenadores que ha tenido destaquen esa cualidad en él, y simplemente basta con verlo jugar.
Una carrera que continúa despegando y cuyo aterrizaje es desconocido aún. El llamado a la Selección Colombia es una capa más que cruza el atacante de FC Dallas a través de la atmósfera del fútbol, y recorrer las demás depende – tal y como él mismo lo reconoce – únicamente de su determinación.
“Castillo tiene la facilidad de romper sistemas defensivos contrarios, pero también es un generador de jugadas ofensivas para sus compañeros, que en la selección le puede dar menos responsabilidades a un Falcao, o a un Teo, que se pueden concentrar únicamente en hacer goles”, asegura Jorge Luis Bernal, su primer entrenador en el Cali.
“Creo que Fabián es muy, muy, muy, muy desequilibrante”, insiste Pareja. “La selección va a tener una herramienta ahí, en un jugador que es distinto. No es un delantero 9, de área, sino un extremo con mucha velocidad y creo que la selección en este momento no tiene ese jugador”.
Independientemente de lo que piensen sus entrenadores, Castillo mira el panorama completo y entiende que para seguir representando a su país, debe garantizar el éxito para su club. Lejos de las distracciones que pueden causar los reflectores que están intermitentemente encendidos sobre él, Castillo comprende que tiene en sus manos la capacidad para apretar y no dejar ir el momento.
“Lo más importante es seguir haciendo las cosas bien en Dallas y dándole alegrías al club para seguir recibiendo el llamado”, reconoce a conciencia Castillo. “Llevo con esta cinco temporadas y aún no creo que haya logrado nada. Después de tanto tiempo y de todo lo que ha hecho este club por mí, lo más justo es devolverles esa confianza y ganar algo.
"La meta que nos hemos propuesto con todos los muchachos es alzar un trofeo”.
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El entrenador de FC Dallas, Óscar Pareja fue vital en traer a Castillo a la MLS, y mucho más aún en ayudarlo a adaptarse a una nueva cultura. "Le ofrecí mi casa y mi familia para que se sintiera como si estuviera en Colombia". (USA Today Sports)
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Era una mañana distinta. El aire era seco y el calor, aunque se comparaba con Cali, no traía consigo humedad.
Hacía unas horas atrás se había bajado del avión proveniente de Colombia y era el momento de conocer a sus nuevos compañeros. Se acercó a un grupo de hombres vestidos de rojo, con algunos visos azules en los uniformes de entrenamiento, reconoció algunas caras, pero pensó que por estar en EE.UU. había que comunicarse en inglés, silenciándose así mismo.
Una de esas caras reconocidas se le acercó. Era un hombre petiso, con un poco más del metro sesenta de estatura, quien le extendió la mano derecha y le dio la bienvenida en un típico acento de la costa norte colombiana.
Fabián Castillo inmediatamente agradeció el gesto y expresó su admiración por aquel jugador, ahora su compañero en FC Dallas, David Ferreira.
“Con David de entrada fue una relación muy buena. Fue quien me tendió la mano y quien siempre estuvo ahí pendiente y dándome consejos sobre cómo tenía que hacer esto y lo otro”, asegura Castillo hoy en retrospectiva. “Con los demás empezaron a entender que no era un veterano como ellos y con el tiempo me tuvieron un poco más de paciencia. A todos les debo un poco de lo que soy ahora”.
No habían pasado 20 días desde su llegada a Dallas, y Castillo debutaba con el equipo ante San Jose Earthquakes en la segunda jornada de la temporada 2011, anotó su primer gol en la jornada siete ante LA Galaxy, y para la jornada nueve hizo parte del once ideal de la semana.
Una adaptación más que óptima, ¿verdad? Sobre todo si se tiene en cuenta que FC Dallas venía con un grupo consolidado, que la temporada anterior había disputado su primera final de la Copa MLS.
El responsable de que Castillo aprobara el examen tan temprano fue sin duda Óscar Pareja, en ese entonces director de la cantera del Dallas y asistente técnico de Schellas Hyndman, quien había vivido años antes en carne propia las dificultades de llegar a EE.UU. desde Colombia. Al igual que Castillo, Pareja llegó a la MLS proveniente del Cali, cuando en 1998 fue traspasado a New England Revolution.
“En New England todos los otros jugadores eran americanos, había unos holandeses, y solamente un jugador latino que era Raúl Díaz Arce, y la verdad me costó mucho. La experiencia fue muy difícil", recordó Pareja en 2013 con FutbolMLS.com. “El Papi”, como lo conocen sus jugadores y amigos, incluso compró boletos de avión con la intención de regresar a Colombia, sin pasaje de regreso.
"No quería seguir acá ya que había muchas barreras y se estaban incrementando más”, señala.
Pero llegó el traspaso a Dallas - en ese entonces Dallas Burn - y tal como recuerda Pareja: “Ahí comenzó mi verdadera carrera en la MLS”.
Compaginando con Castillo, quien con 18 años de edad dejó a su familia, amigos y todo lo que conocía atrás, Pareja recibió a su joven compatriota en su propia casa. Hoy en día, Castillo es uno más de la familia de su mentor, al punto que la mamá del entrenador lo considera como uno más de sus nietos.
“Fue una decisión que se tomó porque queríamos que la adaptación de Fabián fuera más rápida y sabíamos con antelación que Fabián era un jugador y una persona que necesitaba ese tipo de estructura familiar”, comenta hoy Pareja. “Me sentía muy cerca de él, porque fui yo quien lo buscó, y me sentía también con la responsabilidad de que el proyecto tuviera éxito.
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Castillo se ha convertido en uno de los futbolistas más destacados en la MLS, en las dos últimas temporadas, siendo un líder dentro y fuera del campo. (USA Today Sports)
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“Le ofrecí mi casa y mi familia para que se sintiera como si estuviera en Colombia. Que comiera bien, que tuviera disciplina, y facilitarle así la adaptación a la cultura de acá”.
Ese ambiente familiar se refleja tanto en el plano personal como en el profesional.
Castillo recibió a finales del año pasado a María Salomé, su primogénita, la persona que le ha cambiado su vida. No es coincidencia que lleve el nombre de la hija de Pareja, a quien Castillo considera como su hermana.
“Cuando uno tiene todas esas responsabilidades encima aprende a crecer mucho más rápido y aprende a ver la vida de otra manera”, reconoce Castillo. “Uno no es más ese muchacho joven que está soltero y puede salir a la calle e ir a una discoteca.
“Todo cambia, y mi vida cambió positivamente. La llegada de mi esposa y de mi hija han marcado mi vida y todo ha sido para bien”.
El potencial goleador de Castillo se ha elevado en los dos últimos años, pero a su vez ha aprendido a jugar más en conjunto, a soltar más la pelota y buscar desbordes por las bandas de la mano de sus compañeros. Tampoco es casualidad, entonces, que Óscar Pareja sea el entrenador de FC Dallas desde la temporada pasada, recogiendo de aquello que sembró.
“Como jugador yo creo que la llegada de Óscar al equipo también me ayudó mucho. Estos dos últimos años en mi carrera han sido los mejores, no solo por los goles”, asegura Castillo. “No soy un jugador al que le pidan mucho gol, sino más aprender movimientos diferentes y jugar mejor defensivamente. Son cosas que uno va acumulando y le van sirviendo en la carrera”.
Pareja se fue en 2012 y dirigió a los Colorado Rapids hasta 2013, pero cuando regresó y asumió como entrenador de Dallas cementó el futuro de Castillo con el equipo. Al comienzo de la presente temporada, Castillo renovó su contrato por cinco años más con el club.
“Él entiende que la MLS es una liga que lo hace mejor, que tiene un techo alto, pero lo tiene alto porque la liga lo ha llevado allá”, asegura Pareja. “Es importante ese compromiso que él tiene. Nosotros lo respaldamos con no desilucionarlo nunca, con exigencia y proveerle a él en la cancha y entrenamientos lo que necesite, y siempre mostrándole que hay un punto más alto”.
A Castillo, entonces, le esperan días aún más dulces.