Goles de Bernardeschi y Criscito rescatan a Toronto ante New England

La magia italiana sigue enamorando en la Major League Soccer, pero esta vez no fue suficiente. Con un gol de penal de Federico Bernardeschi y una joya de Domenico Criscito, Toronto FC apenas logró rescatar un empate 2-2 en casa ante New England Revolution, que vio cómo Thomas Mcnamara y Justin Rennicks estuvieron a punto de callar el MBO Field.

Este resultado le sirve de poco a los canadienses, que jugaron muchísimo mejor en grandes tramos del duelo, ero el punto conseguido, aunque no los descarta en su lucha por ingresar a los playoffs, sí los deja golpeados pues dejó ir dos unidades jugando como local y ante el Revolution, un rival directo por la última plaza a los playoffs de la Conferencia Este.

El conjunto de Insigne y compañía llegó a 30 puntos y es undécimo en dicho sector, mientras que los de Bruce Arena sumaron 34 y son sextos en el Este.

En el primer tiempo, la consigna era clara para los dirigidos por Bob Bradley, apoderarse del balón y buscar a su dupla de atacantes italianos. Lorenzo Insigne, un poco más suelto y retrasado que en otros juegos, fue el hilo conductor en cada una de las acciones y Federico Bernardeschi el que se movía en busca de espacios y cuando no los encontraba, desenfundada su enorme pegada para intentar abrir el marcador.

Pero la apertura del marcador, pese a haberlo intentado hasta en cuatro ocasiones, no llegó sino hasta el minuto 31 de acción.
Christian Makoun no pudo con la potencia física de Ayo Akinola, a quien terminó derribando dentro del área para evitar que marcara. Penal claro.

La responsabilidad la tomó Bernardeschi, quien no se achicó ante el muy buen arquero Petrovic y de zurda y engañando al meta de New England, puso el 1-0 en el marcador.
Esa diana significó el cuarto tanto del artillero europeo en cinco partidos en la MLS.

Parecía que Toronto lo tenía controlado, que era solo cuestión de tiempo para que llegara el segundo tanto, pero cuando perdonás o te relajas, lo terminas pagando caro.

Bruce Arena llamó a la banda a Carles Gil y le dio indicaciones claras, atacar, buscar más las bandas, rematar los puntos débiles de Toronto. Y a los 37 minutos esa estrategia dio como fruto el tanto del empate.

El español, liberado por su banda izquierda, envió un tiro-centro peligroso que el Alex Bono atajó de buena manera, en el rebote Thomas Mcnamara intentó marcar, pero Bono nuevamente salvó, pero el balón le volvió a quedar al jugador de los Revs, que solo y ante una defensa dormida, solo empujó la esférica para certificar el 1-1.

Antes del final de la primera parte, el conjunto canadiense volvió a apretar el acelerador, pero se topó con un Petrovic intratable, convertido en una muralla dispuesto a no dejar pasar ningún balón al fondo de su arco.

Hasta en dos oportunidad evitó la caísa de su valla, primero ante un derechazo espectacular de Lorenzo Insigne que lo obligó a estirarse y a mano cambiada mandar la redonda a tiro de esquina.

Y posteriormente también Bernardeschi envió un zurdazo buscando el segundo palo del meta de New England, pero nuevamente a mano cambiada evitó que lo que parecía un centro pasado se convirtiera en gol. Ya era figura.

Y para colmo de males, apenas comenzando la segunda mitad, Carles Gil, fiel a su costumbre, se sacó un pase magistral tras liderar un ataque mortal de los Revs, sirvió para Justin Rennicks y el estadounidese se perfiló y de derecha definió en medio de las piernas de Bono para adelantar 1-2 a su equipo.

Ya con el marcador en contra, Toronto FC se soltó más en ataque, pero se expuso de sobremanera en defensa, uno de sus puntos flacos en la temporada 2022.

Bernardeschi lo intentaba, pero no lo lograba. Insigne también lo hacía con remates desde larga y media distancia, pero cuando parecía una tarea imposible para emparejar los cartones, el tercer refuerzo italiano llegado en este mercado se hizo presente con una verdadera joya.

Michael Bradley cruzó un pase largo desde la derecha y Domenico Criscito sacó una volea mágica de zurda que se metió en el ángulo de la meta defendida por Petrovic, que vio cómo su estirada solo sirvió para adornar un golazo que significó el 2-2.