Por segundo año consecutivo New York Red Bulls realizó una muy buena temporada regular pero fracasó de manera más o menos estruendosa en instancias decisivas de los Playoffs. Así como el conjunto taurino demuestra ser casi imbatible en la etapa por los puntos los hombres de Jesse Marsch muestran puntos débiles en los choques de ‘matar o morir’.
Los Red Bulls fueron brillantes en la temporada regular pero vulnerables en los Playoffs
Todas las expectativas generadas en las 34 jornadas iniciales de 2016 naufragaron en la postemporada del equipo taurino.
Muchos han sido los puntos altos del conjunto de Nueva Jersey a lo largo de las 34 jornadas de la fase regular, especialmente en la segunda mitad del certamen. Bradley Wright-Phillips, con 24 goles, se hizo dueño del Botín de Oro. Y Sacha Kljestan se convirtió en uno de los futbolistas más importantes de la liga, con 20 asistencias. Tan bueno fue lo producido por los Red Bulls este año que ambos -junto a David Villa, de New York City FC- son candidatos a ser elegidos como el Jugador Más Valioso del año.
Luis Robles sigue siendo una garantía en la portería. La adición del central francés Aurélien Collin trajo una sensible mejoría en el trabajo defensivo. Y Felipe y Dax McCarty son marca de la casa, casi símbolos de esta gestión.
¿Qué es lo que ha fallado entonces? Si tomamos la final de la Conferencia Este de 2015 (en la que fue superado por Columbus Crew) y la Semifinal de Conferencia de este año (donde se quedó en el camino ante Montréal Impact) podemos encontrar algunas características en común.
La primera de ellas puede ser la lectura errónea de las opciones tácticas propias y del rival. Tanto el Crew como el Impact superaron los planteos de Marsch. La segunda razón -muy imbricada con la primera- es que los Red Bulls son un equipo en el que predomina de manera muy importante un solo registro.
La presión alta que ejerce sobre los rivales, la letal efectividad de su principal delantero y el enorme desgaste físico que el conjunto ha hecho de manera frecuente han dado enormes resultados para el equipo en los últimos dos años. No cambiaron durante la temporada regular porque no necesitaban cambiar. Pero la postemporada es una cuestión completamente diferente. Y el estilo de New York Red Bulls ha probado ser vulnerable en los Playoffs.
Cuestión de familia
La franquicia de la MLS es parte de un poderoso grupo internacional perteneciente a la empresa Red Bull. El equipo con sede en la ciudad de Harrison cuenta con ‘primos’ en Brasil, Austria y Alemania. Todos los clubes que integran el conglomerado aplican el mismo sistema de juego. Un modelo que hace a todos esos equipos más o menos compatibles y que permite que sus jugadores puedan pasar de un conjunto a otro sin experimentar demasiadas dificultades. Sinergia aplicada de manera intensiva.
Teniendo en cuenta esta situación parece complicado que New York Red Bulls cambie su forma de juego en la temporada 2017. Pero eso no significa que no se pueda encontrar una forma de juego alternativa para situaciones de partidos eliminatorios. Tal vez eso pueda llegar de la mano de algunos jugadores más polivalentes, como fue el austríaco Daniel Royer cada vez que le tocó jugar.
Por lo pronto sabemos que el delantero israelí Omer Damari no seguirá en la MLS el año próximo y regresará al equipo de Red Bull en Leipzig, Alemania. Quien sí fue confirmado de cara al año próximo -quizás para sorpresa de muchos- es el delantero argentino Gonzalo Verón, de poca participación en 2016.