Costa Rica quiere ganar un lugar en el Mundial y respeto para Concacaf

Por Rodney Wallace

Es el momento del repechaje para Costa Rica. Un partido que, esencialmente, es el más intenso de los partidos de Playoffs posibles. Es el tipo de situación que no necesita una semana para ser definido. En el que no hay partido de revancha, y en el que no existe 'el año que viene'.

El martes, Costa Rica se enfrenta a Nueva Zelanda para decidir al último equipo clasificado a la Copa del Mundo de Qatar 2022 (2 pm ET - FS2, Universo). Todo el país centroamericano se detendrá para este encuentro, en el que el ganador se llevará el premio de estar en el Mundial de este año, tras el duelo entre el cuarto clasificado de la Concacaf y el ganador de la zona de Oceanía.

EL REPECHAJE

En el país donde nací, Costa Rica, el Repechaje es considerado una cuestión 'de vida o muerte' por jugadores y aficionados. Es algo que define la trayectoria de los años siguientes, y en última instancia determinará el nivel de felicidad de todo el país. Recuerden: Costa Rica es la tierra de la "Pura Vida", de la "flora y fauna", y el lugar en el que la gente humilde y trabajadora bebe su café y habla de fútbol por horas y horas.

Los jugadores convocados para lucir la histórica camiseta roja tienen una oportunidad única para llevar a Costa Rica a una tercera Copa del Mundo consecutiva. Y es un verdadero privilegio lucir esos colores. También es una enorme responsabilidad. Aprendí esto desde el primer día, cuando un ex compañero y buen amigo como Álvaro Saborío -el exdelantero de Real Salt Lake, me dijo: "Esta no es una camiseta para cualquiera, así que si no estás listo para defender estos colores, por favor dale la oportunidad a alguien que esté dispuesto a morir por este país".

Esa declaración no me sorprendió. Yo había cultivado esas sensaciones desde muy joven, cuando idolatraba a grandes jugadores como Paulo Wanchope, Hernán Medford, Ronald Gómez y Harold Wallace. Y a lo largo del resto de mi carrera, viví para cumplir con esas palabras.

Sentí el paseo de la camiseta cada vez que aterricé en San José, para unirme a los entrenamientos. Hay algo imposible de describir cuando llegas a Costa Rica y sientes ese calor en tu rostro mientras caminas por el túnel hacia los portones. El gran momento llegó unos 20 minutos antes de nuestro primer partido de la Copa del Mundo de 2018 ante Serbia, que ocurrió el día en el que cumplía 30 años. Todo en lo que había trabajado dentro del deporte del fútbol se resumía en ese momento. Cuando comenzó a sonar el himno nacional de Costa Rica, no pude contener las lágrimas de alegría. Eso es lo que significa, especialmente en una Copa del Mundo.

RESPETO PARA CONCACAF

Mientras este importantísimo partido se acerca, vale la pena resaltar que este es un juego vital para la región.

Para decirlo en pocas palabras, Concacaf no recibe el respeto debido en el escenario global. Ese es un hecho y pasa por esto: Concacaf todavía debe definir quién es la principal potencia entre sus naciones. Cuando toda la atención solo se pone en las selecciones que dan mayores ingresos a la región, y cuando la atención se construye alrededor de las acciones de los jugadores que representan a fichajes millonarios durante las ventanas de transferencias, entonces el crecimiento de la Concacaf siempre tocará un techo. Tenemos que aprender de los otros, del resto.

No hay énfasis ni apoyo suficiente para cada país que es parte de la Concacaf. Cada nación de esta región cuenta con sus creencias y filosofías con respecto al tipo de fútbol que debería jugar. Y eso está perfecto, ¿Pero por qué no crear un entorno donde los países con menos recursos pueda descubrir lo que está funcionando para México? ¿Qué cosas funcionaron bien para la Federación de Estados Unidos? Y sí, yo incluyo a Costa Rica en la lista de los países que necesitan aprender porque estamos a punto de clasificar a nuestra tercera Copa del Mundo consecutiva, y esa no es una tarea sencilla.

La Concacaf no tiene los mismos recursos que existen en las naciones europeas, ni la misma estructura que tiene la Conmebol. Cuando miro los partidos de las eliminatorias mundialistas en Sudamérica, veo a dos equipos que están igualados en términos generales. En cualquier momento, Venezuela podría jugar de igual a igual ante Argentina, y un equipo como Perú puede viajar a Brasil y obtener un buen resultado allí. Contar con una estructura funciona, y tener filosofías de entrenamiento similares entre diferentes países también funciona.

En la región europea, los clubes tienen una forma similar de juego, los entrenadores se educan sobre cómo preparar adecuadamente a la juventud. Cuentan con una hoja de ruta sobre cómo llegar al más alto nivel internacional desde el comienzo de las carreras de los jugadores jóvenes en los clubes hasta que llegan al equipo profesional. Los entrenadores son de primer nivel, el plan maestro se establece desde una etapa muy joven y en todo lo que tienen que concentrarse es en calzarse las botas, jugar bajo un cierto sistema, y comprender el estilo de juego para alcanzar el más alto nivel de competición.

Las ligas domésticas son otra razón por la que Concacaf todavía no es tan respetada como otras regiones. Países como Surinam, Bermuda, Guatemala y Martinica están entre las naciones sobre las que no escuchamos demasiado, porque la formación básica y el desarrollo no están allí. Ahora mismo, los países más pequeños de la región dependen en la nacionalización de jugadores que buscan una oportunidad de jugar a nivel internacional para elevar su cotización. Pero no debería detenerse allí. Necesitamos hacer un mejor trabajo para implementar un sistema de entrenamiento para hacer un puente entre cada uno de los países de la Concacaf. Necesitamos trabajar juntos para aprender del otro.

Personalmente, he visto crecimiento en la Concacaf desde 2009, cuando comencé mi carrera. ¿Estamos avanzando? Sí, estamos avanzando. ¿Estamos avanzando con un plan en mente? No estoy tan seguro de eso todavía. Lo que podemos sacar en limpio al no tener el reconocimiento suficiente a nivel global es que necesitamos un cambio. La estructura colectiva, conciencia futbolística dentro de las regiones, tocar cada rincón del continente y hacer contacto con esas comunidades. Dar a los jóvenes un camino claro e igualitario para llegar a lo más alto es fundamental. Lo que Concacaf necesita es simple: mayor educación sobre el fútbol en el más alto nivel, una mejor idea sobre estilos de juego y filosofía, menos cambio de entrenadores para el fútbol de jóvenes, y la posibilidad de reconocimiento serían muy buenos para conseguir que Concacaf llegue a ser lo que sabemos que puede ser.

AHORA ES EL MOMENTO

Costa Rica ahora tiene otra oportunidad de representar a la región en el más importante de los escenarios. Cómo lo siguen haciendo necesita ser analizado y la información compartida con la región. Con esto dicho, ¡Vamos Ticos! Espero que toda la región haga fuerza para que un equipo de Concacaf clasifique el martes a la Copa del Mundo, uniéndose a Estados Unidos, Canadá y México. De esa manera todos podemos sentarnos en la misma esa. Un lugar en el Grupo E, donde ya están Alemania, Japón y España, está esperando.

¡Pura Vida, mi gente!

Rodney Wallace jugó para cuatro equipos de la MLS entre 2008 y 2019, en los que registró 24 goles y 29 asistencias en 204 partidos de temporada regular con Portland Timbers, D.C. United, New York City FC y Sporting Kansas City. Ganó la MLS Cup en 2015 con Portland Timbers y jugó en 21 ocasiones para Costa Rica, incluyendo la Copa del Mundo de la FIFA de 2018.