Fútbol

    Opinión | PSG-Neymar: el peor negocio en la historia del fútbol

    Neymar se lesionó y la gran ilusión del PSG de ganar la Champions se esfumó. Pagó 222 millones de euros y su estrella le duró 30 partidos, a razón de 7.4 millones por juego. Hay cosas que el dinero no puede comprar...


    Por:
    Gustavo García.


    Video Neymar alza la voz: “Ningún obstáculo me va a parar”
    El crack brasileño rompió el silencio tras su lesión y, a través de su cuenta de Instagram, aseguró que no desistirá y luchará por superarla.
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    El París Saint-Germain creyó que, con la chequera en la mano, iba a conquistar Europa, su gran obsesión, casi capricho de millonario. A nivel local ya no tiene desafíos desde hace un largo tiempo y, por eso, la Champions League se convirtió en su Santo Grial. Y para quedarse con la Copa –la Champions, no el Grial-, estuvo dispuesto a todo, como cambiar las reglas del mercado para siempre al robarse a Neymar y exponerse a una acusación de violación de fair play financiero. Lo que no imaginaba el PSG era que, en poco más de seis meses, pasaría a ser el autor del peor negocio en la historia del fútbol.

    El club parisino pagó 222 millones por el crack brasileño y, aunque sabía que la inversión iba a ser muy difícil de recuperar, lo que no podía prever era que su estrella iba a ser fugaz, ya que jugó 30 partidos antes de lesionarse y perderse el resto de la temporada, a razón de 7.4 millones de euros por cada juego. Si le sumamos el exagerado contrato y otras prerrogativas entenderíamos que el jeque y sus socios se estén pegando en los dientes con una torre petrolera.

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    Algo tan mundano y común en el fútbol, como una lesión, acabó con las ilusiones de Champions del PSG. Aunque primero había sido el Real Madrid el que le dio una dosis de realidad, ganándole 3-1 en el partido de ida de los octavos de final. En la fase de grupos, el temible PSG de los millones arrasó con los rivales, incluyendo al Bayern Munich –versión Ancelotti, claro- como era previsible desde que confeccionó su superequipo. Pero cuando llegó la hora de la verdad, la de matar o morir ante un gigante, se mostró vulnerado y vulnerable.


    Una vez más quedó demostrado que hay cosas que el dinero no puede comprar. Una de ellas fue la suerte, la misma que le jugó en contra al PSG en el sorteo de octavos, poniéndolo cara a cara con el actual bicampeón de la Champions. Aunque sobre este punto en particular siempre hubo dudas con las bolillas frías, calientes y otras suspicacias que supuestamente se adquirían no solo con billetes sino con favores.

    Lo otro que no pudo ser manipulado por el vil metal fue la decisión de una persona, Neymar, que prefirió a su país sobre el club que lo está alojando temporalmente. Aunque ese mismo club le haya dado todo para matenerlo contento, como los absurdos privilegios que molestaron al plantel, la polémica por los penales o sus reclamos de más seguridad. El resultado de malcriar a este niño fue el esperado: rabietas e incluso desprecios evidentes, como estar permanentemente deslizando –a través de su entorno- que quiere irse cuanto antes de París. Y eso que no es una mala ciudad para vivir...

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    De todas maneras, la elección de Neymar, de operarse ahora y llegar bien al Mundial de Rusia, no es parte de sus desplantes hacia el PSG. Es respetable e incuestionable porque, después de todo, se trata de su físico y de su salud. Y él no tiene la culpa de haberse lesionado, porque fue en el campo de juego defendiendo los colores del PSG y no en una actividad extra cancha. Y tampoco tiene la culpa de que el PSG haya hecho el peor negocio de la historia.


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