Solo el tiempo permitirá dimensionar la época que está atravesando el futbol. Recurrir a la historia para encontrar dos jugadores con un rendimiento como el de Lionel Messi o Cristiano Ronaldo durante más de una década es una tarea titánica cuyo resultado probablemente no encuentre comparación.
Raúl Méndez | Definir al mejor de temporada, difícil, ¿al de la historia?
Reducir el premio a un ganador limitó a los porteros, defensas y medios.
Seguro figurarán nombres de aquellos que lo llevaron a un nivel que trascendió el tiempo y el espacio pero sus gestas probablemente tuvieron una fecha de caducidad inferior a la del duopolio Messi-CR7.
Si determinar quién es el mejor en una temporada es confrontar una serie de indicadores muy subjetivos, hacerlo para establecer al mejor de la historia es una larga y típica charla o sobremesa sin una conclusión que convenza a todos.
El Balón de Oro, el premio más respetado y antiguo, no fue universal hasta 1995. Durante sus primeros 39 años únicamente aspiraron a ganarlo futbolistas europeos y la controversia llegó desde la primera edición de 1956 cuando lo entregaron al inglés Stanley Matthews a un mes de cumplir los 42 años de edad, por encima de Alfredo Di Stéfano, Raymond Kopa, Ferenc Puskas y Lev Yashin. Necesitaban la 'bendición' de los ingleses para formalizar el reconocimiento.
Messi ya ha conseguido media docena por cinco de Cristiano en una época que ha visto el surgimiento y el dominio de la mítica generación de la Roja que ganó Euro-Mundial-Euro, el renacimiento alemán del 2014 o el ascenso Blue al trono mundial otra vez, citando a selecciones porque a nivel de clubes los nombres del argentino y el portugués coparon los triunfos de sus clubes. A diferencia de la 'Pulga', CR7 ya probó la gloria con la camiseta nacional.
En general, son grandes gestas que encontraron su fuerza en una idea plasmada por un colectivo donde todas las piezas fueron vitales así que remotamente alguien destacó sobre sus compañeros.
El futbol en esencia es un juego de equipo, pero en esa orquesta hay directores que marcan la pauta. Reconocerlos obliga a desprenderse de nacionalidades, colores, gustos, preferencias y otros candados para que la elección realmente sea objetiva.
La temporada que se fue nos legó la hazaña de un club que, por primera vez en el futbol inglés, lo ganó todo cuidando las formas. Había que hacerlo con un estilo que lo hiciera inolvidable como acostumbra Guardiola y cuando llegó el momento de elegir al mejor jugador no fue para algún Citizen.
También nos dejó al Liverpool de Klopp, hoy el mejor equipo del mundo, cuyo estilo demanda el pressing, el contragolpe o la posesión, según el momento que afronte. Para hacerlo tiene simplemente al mejor portero, el mejor central, los mejores laterales y el mejor tridente en ataque.
Reducir el premio a un ganador limitó a los porteros, defensas y medios porque el espectáculo lo hace el delantero con sus goles. La definición es un acto personalismo, pero viene precedida de quienes lo hicieron posible con una atajada, una barrida, un robo, un pase que también merecen un reconocimiento.
No habrá consenso ni regla que sea justa. Solo basta con disfrutar la época que vivimos y en un futuro también lo haremos cuando contemos a hijos, nietos, que nos tocó ver a Messi, Cristiano, Lewandowski, Mbappé, Neymar, Salah, Mané, Hazard, Dybala, Neuer, Alisson, Ter Stegen, Sterling, Oblak, Van Dijk, Godín, Griezmann, Modric, Benzema, De Jong, Pogba, etc.
Hasta la próxima semana.