Un día para recordar, porque el fenómeno que ocurrió aquel 3 de junio de 1997 es probable que nunca se vuelva a repetir. Roberto Carlos tomó el balón 25 metros fuera del área y realizó la comba imposible en ese tiro libre que hasta Fabian Barthez pensó que se iría fuera. Hoy, en el cumpleaños 47 del brasileño recordamos la pintura que plasmó en Francia.
¡Sensacional! La comba imposible del cumpleañero Roberto Carlos
El brasileño maravilló a todos con un gol irrepetible y una carrera prodigiosa en el Madrid.
El cuadrangular donde participaron Italia e Inglaterra también fue el escenario perfecto para que Roberto Carlos hiciera una obra de arte digna de ser colocada en Louvre. La toma trasera de la cámara plasma a la perfección el momento en que el balón abre varios grados hacia afuera,incluso, un fotógrafo que se ubicaba a casi dos metros de la portería se lleva las manos al rostro para cubrirse, pero antes de llegar, el esférico cierra de forma inexplicable y cae el gol brasileño.
Ese recuerdo quedó como un regalo para el futbol y la ciencia, no fue solo pegarle fuerte como acostumbraba el lateral paulista, sino la precisión en la distancia y la técnica de golpeo.
A Roberto Carlos se le recuerda por eso y por una maravillosa carrera que comenzó en Sao Joao, Atlético Mineiro, Palmeiras, Inter de Milán y tuvo su apogeo en Real Madrid. Con los españoles marcó 69 goles, además de una época gloriosa de tres Champions League, dos intercontinentales, una Súpercopa europea, cuatro ligas, entre otras cosas.
Con la selección brasileña también dejó un legado fantástico, pues fue campeón y subcampeón mundial en 2002 y 1998 de manera respectiva. Ganador de dos Copas América y una Confederaciones. Su último Mundial fue en el 2006 donde cayeron ante Francia en Cuartos de Final.
Su carrera la terminó en el Fenerbache, Corinthians y después en el Anzhi ruso, para después ejercer como director técnico en este último equipo. Roberto Carlos marcó una etapa futbolística con letras de oro y su nombre seguirá retumbando en cada portería rival, cuando preparaba el cañón y soltaba una bala imposible de parar.