A diferencia de otras escuelas como la del “Fútbol Total” (Holanda), la del “Tiki-Taka” (España) o la del “Jogo Bonito” (Brasil) donde estrategas y jugadores se gradúan con las mismas filosofías de juego, en la de Italia cada graduando obtiene su título con su propio estilo futbolístico.
Coverciano: Escuela de fútbol y escuela de vida del calcio italiano
“Los italianos no son esclavos del conocimiento, sino esclavos del aprendizaje”, dijo cierto dt inglés sobre maestros como Ancelotti, Ranieri y Conte.
En Inglaterra se asombran con las diferencias entre los estrategas italianos que han conquistado la Premier League. El Chelsea de Carlo Ancelotti en nada se parece al Chelsea de Antonio Conte; y el Manchester City de Mancini es completamente distinto del sorprendente Leicester de Ranieri. Como tal, no hay un estilo italiano; hay varios, muchos, innumerables quizás.
Todo comenzó hace más de 50 años, cuando la Federación Italiana (Federazione Italiana Giuoco Calcio, FIGC) adquirió unos terrenos enclavados en un bosque a las afueras de Florencia para fundar su escuela técnica lejos del tumulto y del ruido de Roma. El verde de los céspedes más el verde de los pinos y el azul del cielo de la Toscana hicieron de Coverciano la mejor escuela para formar y educar en el arte del fútbol.
“Características de los mediocampistas en un medio campo de tres”, fue el título que Massimiliano Allegri escogió para su tesis del “Corso Master” (Curso de Maestría) supervisada por el profesor Franco Ferrari, con la cual obtuvo su título de director técnico avalado por la FIGC en 2004. El hoy ganador de múltiples scudettos con el AC Milán y la Juventus la presentó impresa en Coverciano y la defendió presencialmente, como un alumno entre varios.
En Coverciano también entrena la legendaria “Azzurra”, tetracampeona mundial. A Coverciano va desde hace 20 años Gianluigi Buffon para prepararse con la selección mayor, pero a Coverciano fue por primera vez en 1993 con tan solo 15 años de edad a ponerse la camiseta de la sub-16. Su vida entera ha transcurrido entre balones, olor a pasto recién cortado, sonidos de silbatos y diagramas tácticos en los pizarrones. Siempre en Coverciano.
Durante mucho tiempo, el estereotipo del balompié de Italia fue y ha sido el del “cerrojo” o del “Catenaccio”. El “Catenaccio”, sugieren los historiadores, fue un estilo adoptado por un mítico entrenador del Inter de Milán, Helenio Herrera, cuando Coverciano tenía poco de haber sido fundado.
Desde entonces, cada estratega graduado del boscoso complejo de la FIGC en las afueras de Florencia, empezando por Dino Zoff hasta Giampiero Ventura y pasando por Giovanni Trapattoni, Maurizio Sarri, Cesare Prandelli y más, sale formado con una base académica común y su propio y personal modelo de juego.
Las canchas, los banquillos, las aulas y los pupitres de Coverciano han visto el correr de los años, testigos dela historia del calcio italiano. Ayer, fue un adolescente quinceañero apellidado Buffon quien tocó la puerta para presentarse a entrenar y, mañana, será un hombre de 40 años con el mismo apellido que presente su tesis para el Corso Master de la FIGC. Escuela de fútbol y escuela de vida del calcio italiano.