Un buen portero es el que aparece en los momentos justos, en los que su equipo se persigna ante el gol que parece inevitable, el que detiene el vendaval con su manos enguantadas. Un buen portero es el que ataja como lo hizo Keylor Navas en la semifinal de vuelta ante el Bayern Munich.
Keylor Navas salvó al Real Madrid de la eliminación y le envió un mensaje claro a Florentino Pérez
El portero costarricense tapó todo lo que le tiraron y un poco más, como para que el presidente del Merengue no le busque más reemplazantes. Aquí el repaso de sus mejores tapadas.
El costarricense tapó todo lo que le tiraron y sostuvo la esperanza blanca cuando la final parecía alejarse del Bernabéu. Un gran mensaje para Florentino Pérez, el presidente de la Casa Blanca, quien todavía le sigue buscando reemplazantes...
En el primer tiempo, Keylor le dio una probadita al Bayern de lo que vendría después. A los 33 tapó un remate de Lewandowski que buscaba la red. En el rebote, James Rodríguez le perdonó la vida debajo del arco.
En la segunda parte llegaría el show de Navas. Un unipersonal del portero que dejó con la boca abierta a todos. ¿Y al presidente del Merengue? Ya veremos en el mercado de pases... Pero poro si Florentino no anotó, le contamos que a los 50 minutos, el arquero le sacó un bombazo a Alaba que muchos (en Cataluña) gritaron gol por anticipado.
Incluso en el gol de James Rodríguez, a los 62 minutos, respondió como debía: tapó el primer tiro y fue rápido a buscar la segunda jugada, pero no pudo tapar el remate.
A los 74 minutos, otro tapadón a puro reflejos ante un disparo de Tolisso que fue un fusilamiento desde el áera chica. Y por si todo esto no le llena el ojo a Florentino podríamos repasar los incontables centros que descolgó y la seguridad que dio por aire.
La última jugada fue clave, la que injustamente a veces convierte a un portero de figura a figurón, por exceso de confianza. En tiempo de descuento Hummels envió un centro y cuando Lewandowski se relamía, Keylor voló hacia adelante cortando el centro. Atrapó la pelota y, sin Florentino no está ciego, también su continuidad en la Casa Blanca.