Cuando Jürgen Klopp entró por primera vez al vestidor de Anfield, se encontró con bancas rojas pegadas a las paredes, las playeras de los jugadores colgadas de ganchos pequeños, un refrigerador, una pequeña televisión y una fotografía del legendario entrenador Bill Shankly hablando a sus futbolistas en los años 60.
Liverpool: la gloria, la tragedia y la difícil transición a la modernidad
Liverpool fue el mejor club inglés y uno de los mejores de Europa del siglo XX, pero las tragedias y el ascenso de sus rivales lo obligaron a modernizarse sin traicionar su historia.
Klopp volteó a inspeccionarlo todo, se sentó en una de las bancas, esbozó esa sonrisa amplia que le caracteriza y fue expuesto desde el día uno al legado del arquitecto del Liverpool. Shankly decía que ese era el vestidor que quería, sin lujos, con lo necesario, porque sus jugadores solo iban a jugar fútbol.
Al salir del vestuario, una escalera comunicaba a la cancha y arriba de ella había un letrero rojo con un escudo antiguo del club y la frase "this Is Anfield" que mandó poner Shankly como amuleto para los suyos, que siempre lo tocaban al bajar, y recordatorio a sus rivales de que estaban por entrar a uno de los campos más sagrados de Europa.
Pero para un club que no ha ganado una Liga doméstica desde 1990 y que vive de la renta del "milagro de Estambul" -la remontada en la Final de la Champions League de 2005 sobre el Milan- para sus seguidores más jóvenes, era claro que había que renovarse.
Pero... ¿cómo hacerlo sin olvidarse del legado de trabajo y humildad de Shankly? ¿Cómo pelear al nivel de los clubes más ricos del mundo sin olvidar su pasado de gloria y a sus mártires? Dicen por ahí que el dinero no compra el amor.
Porque si hay un club en el mundo que valora su historia como pocos, ese es el Liverpool Football Club.
Bill Shankly, el arquitecto
El puerto de Liverpool tiene más de 800 años de historia y si bien no llega al millón de habitantes, transpira el legado de los Beatles en sus calles y de los sueños de los trabajadores de sus muelles.
Pero si además de John, Paul, George y Ringo hay otro gran motivo de orgullo de la ciudad, ese es el Liverpool FC que fue, por mucho, el mejor equipo de Inglaterra en el siglo XX: acumuló 18 títulos de Liga, cuatro de la Copa de Europa y dos más de la Copa UEFA, pero con el nacimiento de la Premier League, en 1992, se vio subyugado a su acérrimo rival, el Manchester United, que incluso ya lo rebasó en campeonatos locales con 20.
Con el nuevo siglo, ganaron la Copa UEFA -hoy Europa League- de 2001 y la Liga de Campeones de 2005, además de dos FA Cups y tres League Cups, pero el palmarés parece poco para la gran época de gloria que inició en la postguerra. Los Reds buscan resurgir como los monarcas continentales que alguna vez fueron y dejar vivir solo de su historia.
Liverpool había ganado cinco títulos de la First Division antes de Bill Shankly, desde el primero del siglo (1900-1901) y hasta el segundo de la postguerra (1946-1947), pero sembró su legado victorioso con su llegada a partir de 1959.
Shankly, nacido en Glenbuck, Escocia, el 2 de septiembre de 1913, dirigió al Liverpool hasta 1974. Durante su era, ganaron tres Ligas inglesas y dos FA Cups, la última de ellas en su año de retiro del club, pero el mítico entrenador, que tiene una estatua afuera de Anfield, dejó mucho más que eso.
Fue Shankly quien puso la canción "You'll Never Walk Alone" interpretada por Gerry & The Pacemakers como himno del equipo, que a la fecha permanece como tal. La melodía, que habla de solidaridad y fraternidad y fue compuesta por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein para el musical de Broadway Caroussel, emana una energía inenarrable y atrapa hasta al más casual visitante cuando es cantada por la gradería llena en Anfield.
De la gloria a la tragedia
La dinastía de cuatro títulos europeos en siete años (1977, 1978, 1981 y 1984), tres bajo el mando de Bob Paisley y el último de Joe Fagan, se vio abruptamente detenida cuando los Reds perdieron en la Final de 1985 ante la Juventus, que en realidad fue una nota al margen de lo que ocurrió antes del partido: 39 aficionados fallecieron en un pleito en las gradas del Estadio Heysel de Bruselas entre hooligans y tifosi, lo que provocó una suspensión de competencias europeas para clubes ingleses de cinco años y del doble para el propio Liverpool, que al final fue de solo seis.
Los Reds dominaron su país el resto de la década y no podremos saber si en ese lapso habrían conquistado Europa de nuevo.
Y si no fue suficiente la tragedia de Heysel, el 15 de abril de 1989, una estampida humana cobró la vida de 96 aficionados del equipo en los primeros minutos de la Semifinal de la Copa FA ante el Nottinhgam Forest en el Estadio Hillsborough, en Sheffield.
La tragedia de Hillsborough es particularmente relevante para el fútbol inglés, pues los aficionados en un principio fueron culpados de provocar su propia muerte, pese a los evidentes errores logísticos y de seguridad para el partido, luego de que se les asignó la grada más pequeña del estadio a los seguidores del Liverpool, a pesar de ser mayoría. Una investigación independiente terminó por exculparlos en 2012 y el entonces primer ministro, David Cameron, le ofreció una disculpa a los deudos a nombre del gobierno.
El Liverpool ganó su última Liga de Inglaterra en 1990 bajo el mando de Kenny Dalglish. En 1991 se le levantó la suspensión de torneos europeos al club y al año siguiente inició la era de la Liga Premier, que marca la época de gloria de su archirrival, el Manchester United, dirigido por Alex Ferguson.
Sí, desde entonces el Liverpool tiene dos trofeos europeos y algunos de las copas domésticas, pero la falta de una Premier ya pasa incluso por la desesperanza: apenas hace tres semanas terminó la temporada y los Reds firmaron la mayor puntuación de su historia, 97, que le habría valido el título en cualquier torneo de Liga desde 1981-cuando se empezaron a sumar tres puntos por victoria- con excepción de dos: 2017-2018 y la actual. El Manchester City hizo 98.
En el fútbol no todo lo que se necesita es amor.
La transición a la modernidad
De acuerdo con la consultora financiera KPMG, el Liverpool es el séptimo club más valioso del mundo y cuarto de Inglaterra, pero el respeto a su historia era tan grande que Anfield mantenía sus interiores prácticamente intactos desde los años 60.
El rezago de los años 90 y la primera década del nuevo siglo debía de ser rápidamente eliminado. El 15 de octubre de 2010, el club fue adquirido por el Fenway Sports Group, propietario también de los Boston Red Sox de las Grandes Ligas.
En 2014 inició una extensión de Main Stand de Anfield y que terminó por completarse en 2017. Además de añadir 8 mil 500 asientos más, se hizo un nuevo vestidor que replica el de las instalaciones de entrenamiento del club en Melwood. En lugar de una escalera, ahora es un pasillo amplio el que comunica a la cancha. Eso sí, el letrero de "This is Anfield" está en la puerta hacia el campo.
Pero esa es solo la parte cosmética del Liverpool moderno.
El Liverpool adoptó la técnica Moneyball de análisis de datos que llevó a los Red Sox a acabar con la "maldición del Bambino" y ganar una Serie Mundial por primera vez en 86 años. Esta técnica fue ideada en 2002 por el gerente general de los Oakland Athletics, Billy Beane, y con ella llevó a su novena, una de las más modestas de la MLB, a lograr una marca de victorias consecutivas.
Beane rechazó una millonaria oferta para irse a Boston, pero los Red Sox, bajo su estrategia, ganaron la Serie Mundial de 2004. Desde entonces han ganado tres más. Y los A's siguen sin ganar el último partido.
Desde antes de la llegada de Klopp, Liverpool ya trabaja con el análisis de datos, tanto así que, según un reporte de The New York Times, hasta el mismo alemán fue contratato por recomendación del equipo de big data del club. Lo mismo pasa con la contratación de jugadores. Ian Graham, un doctor en física teórica por la Universidad de Cambridge, y otras tres personas, vieron en Mohamed Salah, Virgil van Dijk y Sadio Mané algo que encajaba en las formas de Klopp mediante fórmulas matemáticas.
Por lo pronto, Klopp, con la pequeña ayuda de su amigo Graham, ya lograron un récord de puntos para el club y ser el tercero de ese rubro en toda la historia de la Liga Premier. Pero eso no les alcanzó para ganarla. Decir que esta Champions sería un consuelo es falso: esas son las Grandes Ligas.
Este sábado en Madrid sabremos si este Liverpool es el Boston o el Oakland del fútbol de Europa.