Un guión a la medida del Atlético de Madrid

Si Diego Simeone le hiciera a las letras habría escrito un guión a la medida del Atlético de Madrid. Un poderoso texto con empuje y determinación, de solidaridad y eficacia. Con mucho drama y con pinceladas de oropel y obra de arte de la mano de Saúl Níguez.

Porque el técnico argentino sabía que se enfrentaba a un gigante -otro más en su camino rumbo a Milán-, y planteó el partido al dedillo, sin desperdicio: Ataque impetuoso los primeros minutos, nulificar la personalidad de los alemanes el mayor tiempo posible, intimidar cuando fuera necesario y un gol en ese lapso determinante. Lo único resultante de todo aquello era la victoria.

Y es que Juanfran, Giménez, Savic, Filipe, Saúl, Koke y compañía van con su técnico a morir cumpliendo órdenes cual soldados en batalla. Su fe es ciega en los conceptos que maneja. Apretaron desde la salida -nadie del Bayern pudo recibir con comodidad el esférico- intimidaron cuando fue necesario.

Agobiaron esos minutos iniciales y dejaron sentir una presencia inconmensurable. Bayern Múnich resistió tanto como pudo, pero aquello -tanta adrenalina y planeación- se coronó con el tanto de Saúl a sólo 10 minutos de iniciado el partido.

El chico de 21 años fue dejando atrás rivales como si fueran meros espectadores, hasta cuatro de ellos, y a la demostración de fuerza y habilidad añadió una vaselina. Un disparo delicado y sorprendente por impensable que pegó en un poste antes de mecer las redes.

Ochenta minutos sería un suicidio para cualquier otro grupo aguantar a un equipo como el Bayern Munich, pero el conjunto colchonero de Simeone lo trae grabado en su ADN. No es que se tirara por completo desde ese instante atrás, incluso tuvo otro chance de gran peligro por medio de Griezmann, pero fue haciendo lo que mejor sabe.

Bayern desconcertado fue estrellándose sistemáticamente en la rocosa defensa del Atlético. Cada milímetro fue luchado con hacha y escudo en mano. Pero eso ya lo sabían desde que se escribió el guión de esta historia.

La segunda mitad aguardó expectante, con más drama -por aquello del correr de los minutos- y ni Thiago, Vidal o Comam, Lewandowski o Costa lograron descifrar el muro solidario y pétreo del Atlético. Fue drama y sufrimiento para los dos equipos.

Pese a todo, Bayern pudo armar una triada de chances importantes. Un tiro al travesaño de Alaba, un remate de cabeza de Javier Martínez y un tiro de Vidal al que Oblak le hizo una estupenda atajada. Debieron entrar Thomas Muller y Ribery,más variantes del Bayern, mismo resultado.

El equipo de Madrid, en medio del agobio, pudo incluso dar la puntilla, pero el disparo de Fernando Torres se estrelló en un poste en, sí cómo no, en un veloz contragolpe.

La resistencia de los colchoneros, por largos ratos fue física y en otros tantos ratos apeló a lo emocional. Hizo largo el partido y con la solidaridad y la adversidad, un partido memorable. Una obra, que si fuera un escrito, cualquiera querría leer y que tendrá, como muchas de las espectaculares historias de Hollywood, segunda parte la próxima semana en el Allianz Arena.