Múnich es una ciudad ordenada, cívica, un poco aburrida y fría. Al fin y al cabo, una ciudad alemana. Para saciar la humana necesidad de ocio desde 1810 celebran el famoso Oktoberfest. No era suficiente. Así que en 1900 nació el Bayern de Múnich y así prolongar el entretenimiento más allá de una semana al año. Desde entonces, sus principales títulos fueron 28 Bundesligas (incluida la de este año) y 5 Copas de Europa. Es decir, 28 buenas fiestas y 5 fiestones. Obviamente, los alemanes añoran otro fiestón. Antes de eso, había que jugar con su bestia negra en Europa: el Real Madrid.
Un sólido Real Madrid venció al Bayern en Alemania y acaricia una nueva final de Champions
Los españoles aprovecharon las contras y los errores de su rival para poner muy de cara la eliminatoria ante un irregular Bayern de Múnich
Madrid en la antítesis a Múnich. Trasnochada, caótica, nocturna, fiestera. Su equipo, el Real Madrid, vive de antro en antro en la Champions League. En esta ocasión le tocó regresar a uno de sus locales favoritos, el Allianz Arena, para bailar al son bávaro. Y vaya si el baile prometía. A los 22 segundos primer aviso alemán. Un clamoroso fallo defensivo de Carvajal al despeje del balón que cayó en los pies de Lewandowski pero su centro-chut atrás no lo remató bien Müller. El baile había comenzado. A los tres minutos posible mano de Carvajal (no era, el esférico le golpeó en el hombro), a los cuatro Robben pidió la asistencia médica y se marchó lesionado. Le sustituyó Thiago Alcántara. En total fueron unos 10 minutos de danza desordenada hasta que el Madrid pudo recomponerse en el medio campo y sujetó al Bayern un poquito.
El Real Madrid estaba incómodo, ahogado por la fuerte presión alemana que le llevó a su propio campo con Javi Martínez controlando las posibles contras madridistas. Zidane renunció a Bale y Benzema buscando, precisamente, arañar un gol a la contra con Lucas Vázquez y Cristiano de velocistas. El problema es que Heynckes le desmontó la propuesta táctica mandando a su equipo muy hacia adelante. Kroos, Modric y Casemiro, casi en línea, no conseguían desatascar la medular, pero sabían que en una de estas el contraataque llegaría. Y sucedió a los 20 minutos de juego, como no, Cristiano Ronaldo recibió de Modric y se plantó en el área pero su pase de la muerte lo despejó a córner Boateng.
Dicho y hecho. El Madrid empezó a sentirse cómodo en el mismo momento en el que Isco apareció. La presión alemana era insostenible, sobre todo, porque el miedo apareció tras las primeras ocasiones del Real Madrid. Pero los recursos alemanes son inagotables y le pegaron al Madrid con su propia medicina: al contraataque e inesperadamente. Gol del Bayern en el minuto 27 tras una veloz arrancada por la banda derecha del lateral Kimmich, cuyo disparo final se lo comió Keylor Navas por su palo. Sólo habían pasado 4 minutos desde el tanto hasta que Ribery tuvo el segundo, pero controló mal el balón cuando ya se disponía a encarar a Keylor. Antes, Boateng se marchó lesionado por un tirón.
El Madrid parecía muerto esperando encajar el segundo cuando, en una de estas, un balón aéreo sin aparente peligro en la frontal del área del Bayern bajó a los pies de Marcelo que se autoinvitó a la fiesta con un zapatazo que se coló por la izquierda de Ulreich. Golazo del brasileño que enmudeció a media Europa en el minuto 44. Los alemanes, enfurecidos, generaron un par de ocasiones antes del descanso, pero la Samba derrotó al Tecno Dance bávaro en la primera mitad.
El problema de todas las fiestas es que cuanto más divertidas son antes tienes la sensación de que se acaban. 45 minutos cumplidos y aunque el Bayern fue superior, la anotación madrileña valía oro. De ahí la cara enrojecida de Heynckes cuando se bajó al túnel de vestuario. Tras el descanso ambos equipos parecieron entender que estas eliminatorias duran 180 minutos. Cada minuto cuenta. Cada decisión vale una final de la Champions League.
El Bayern tomó la iniciativa librándose de la presión con toque y buscando la banda de Ribery continuamente. Tuvo una clara en el minuto 50. Zidane, por su parte, volvió a intentar darle velocidad y buscar las contras de nuevo. Metió a Asensio en el campo por Isco con este propósito. Al primer contraataque que tuvo: Gol del Madrid. Lucas Vázquez robó el balón a Rafinha que intentaba reconstruir un córner mal sacado por su equipo. Vázquez cedió a Asensio en la carrera habilitándole para el mano a mano y, el balear, sutil, preciso e impasible picó el balón lejos del alcance de arquero del Bayern.
El plan del Real Madrid salió perfecto y alocó al Bayern hasta que Carvajal se lesionó. Zidane introdujo a Benzema, dejando a Lucas Váquez de lateral derecho con la misión de frenar la banda de Ribery. Los alemanes vieron una vía para empatar por ahí, pero Ribery estaba agotado. Además, el Madrid comenzó a dormir el partido. Cristiano anotó en otra contra, pero el tanto fue anulado por una clarísima mano del portugués. El Madrid ya estaba demasiado cómodo en la cancha.
A diez minutos de que la fiesta terminara el Madrid propuso un vals y el Bayern le respondió con toques de verbena de pueblo. Lewandowski tuvo el empate en el minuto 88, pero no fue la noche del polaco. Tampoco fue el día del Bayern y el Madrid se salió con la suya, siendo de nuevo la bestia negra de los alemanes. La ciudad antítesis de Múnich espera el segundo envite. El antro se llama, esta vez, Santiago Bernabéu. Y el Madrid lleva 12 Copas de más.