En un pasado no tan distante, cuando el AC Milán solía ser de los pesos pesados de Europa, Genaro Gattuso era el proveedor de músculo para un mediocampo que irradiaba elegancia.
¿Es Andrés Guardado un mediocampista ideal para el estilo del AC Milán?
La escuadra rossonera visita el Benito Villamarín en tiempos de vacas flacas y muy escasa de calidad en la media.
Eran tiempos en los cuales Carlo Ancelotti podía darse el lujo de alinear a Pirlo, Kaká y Seedorf al mismo tiempo; ya que “Rino” era el escudero de estos tres mosqueteros, quienes más bien eran finos esgrimistas capaces de penetrar defensas casi impenetrables.
Hoy por hoy, “Il Diavolo” dirigido por Gattuso es todo lo contrario: mucho músculo y poca elegancia. Los africanos Tímoué Bakayoko y Franck Kessie, más el argentino Lucas Biglia, son voluntariosos pero poco creativos con la pelota en los pies.
Así quedó confirmado cuando el Betis de Quique Setién, el de los finos centrocampistas, tomó por asalto San Siro para sacar una categórica victoria por 2-1. Tanto el español Sergio Canales como el argentino Gio Lo Celso brillaron aquella noche de Europa League.
No obstante, el conjunto verdiblanco ha sufrido la ausencia por lesión del mexicano Andrés Guardado. Salvo dicho triunfo, los béticos cayeron en los tres partidos ligueros que duró la lesión de “El Principito”.
El aporte de Guardado precisamente es conjugar la experiencia que Lo Celso aún no tiene más el sacrificio defensivo que Canales echa en falta. En otras palabras, Guardado brinda clase y elegancia en una zona profunda del terreno de juego donde los ataques son gestados.
Por ello no es nada descabellado pensar que Guardado es una opción válida para una escuadra milanista tan escasa de ideas en círculo central. Gattuso no cuenta con la materia prima necesaria para penetrar al adversario y, por tanto, su Milán a veces peca de pasividad y poca ambición.
La cita entre el Betis y el Milán es pues una oportunidad para que el mediocampo del cuadro local demuestre su superioridad sobre el mediocampo de los visitantes. Y, de paso, una chance de ver a Guardado de vuelta en los grandes escenarios... e imaginarlo vestido de rossonero.