Sabemos que en el planeta fútbol hay jugadores diferentes, tocados por una varita mágica. En el reparto de virtudes les tocó el premio mayor: fueron bendecidos con un don que a los demás mortales les está vedado. Son extremadamente buenos y todo lo hacen sin esfuerzo, casi sin necesidad de transpirar. Generalmente, y a causa de lo anterior, esos futbolistas suelen ser un poco reacios a la hora del sacrificio. Es que les sobra con lo que tienen de fábrica para marcar diferencias.
Vuelve la alegría: Ibrahimovic regresa tras recuperarse en tiempo récord de su grave lesión
El gran Zlatan estará en el banquillo durante el próximo partido del Manchester United, ante el Newcastle. Así lo confirmó José Mourinho. Pasaron menos de siete meses desde que se rompió los ligamentos de la rodilla.
Pero hay otros. Existe una elite de, por decirlo de alguna manera, suprahumanos futbolísticos. Aquellos que tienen habilidades extraordinarias y que las acompañan con una mentalidad de hierro que les permite superarse y superar todo. En este último grupo está, sin dudas, Zlatan Ibrahimovic.
A los 36 años, el astro sueco vuelve a las canchas tras recuperarse de una lesión que es el mayor temor para los futbolistas y que ha acabado con la carrera de infinidad de jugadores, incluso mucho más jóvenes que él. Así lo confirmó el propio Mourinho, quien adelantó que Zlatan estará sentado a su lado, en el banquillo de los suplentes, para el juego del Manchester United ante el Newcastle. También fueron convocados Paul Pogba y Marcos Rojo, quienes también dejaron atrás sus lesiones.
El 20 de abril de este año, 'Ibra' se rompió los ligamentos de la rodilla derecha en un partido ante el Anderlecht. El mundo del deporte lamentó su lesión porque auguraba un retiro próximo. Incluso se le terminaba el contrato con los Diablos Rojos. Sin embargo, y contra la mayoría de los pronósticos, Zlatan se recuperó en menos tiempo del estipulado: casi siete meses contra los ocho o nueve habituales. Y el Manchester, como premio, le prolongó su contrato hasta el final de la temporada.
Tanto Ibrahimovic como el Manchester se habían quedado con ganas de más, porque la primera parte de su relación había sido muy fructífera. El gran Zlatan había jugado 46 partidos, marcando 28 goles y aportando diez asistencias. Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero hay excepciones. E Ibrahimovic ya demostró que él mismo es una excepción. Si hasta puede jugar un nuevo mundial...