¿Qué es más difícil, encontrar a un latinoamericano que practica el snowboard o a un argentino a quien no le gusta el fútbol? Lo más complicado es hallar a Matías Schmitt, quien reúne ambas características, se quedó el sábado a un paso de la final de slopestyle en los Juegos Olímpicos de Invierno y le dedicó su participación a su hermano fallecido.
"Como si Messi metiera un gol": el argentino que participó en Pyeonchang 2018
Matías Schmitt no clasificó a la final del slopestyle en los Juegos Olímpicos, ni es seguidor del fútbol, pero tuvo la misma atención que Messi, o al menos eso le hicieron sentir.
“Me siento muy satisfecho con esto, luché por esto un montón, luchamos un montón, con mi entrenador, con la federación, con todos los que me rodean, con el equipo de snowboard, fue muy difícil terminar acá”, manifestó el deportista de Bariloche.
Schmitt, único hispanoamericano que competía en snowboard en Pyeongchang, no incurrió en errores durante su primer recorrido por la pista, y se ubicó en el octavo puesto, a dos de los lugares que repartían boletos para la final de este domingo. Pero en la antepenúltima ladera de su segundo intento aterrizó mal y cayó de espaldas.
“La primera vuelta no fue perfecta, con algunos errores pero por suerte pude hacer una bajada sin caerme de principio a fin”, destacó. “En la segunda quise arriesgar más. El que no arriesga no gana pero a veces el que arriesga tampoco gana. Arriesgué pensando en mejorar mi puntaje y en ver qué pasaba. No me preocupé por la posición que llevaba. Estoy consciente de que estamos un poco por debajo del tope mundial. Pero es un gran paso para Argentina, para Latinoamérica entrar acá en los Juegos Olímpicos en snowboard y vamos por mucho más”.
El infortunio en el segundo intento hizo que Schmitt cayera en las posiciones, en vez de ascender. Pero el joven de 26 años no está para lamentaciones.
Después de todo, apenas dos días antes de la ceremonia inaugural de estos Juegos no tenía asegurada su participación olímpica. Ésta llegó sólo gracias a que dos competidores cancelaron su participación, un sueco y un italiano.
Schmitt coronó así un sueño olímpico que comenzó a acariciar desde los 8 años, cuando un primo lo visitaba desde Buenos Aires y ambos iban a practicar con la tabla de nieve a la montaña.
“De ahí le metí, le metí y le metí sólo quería andar en snowboard, terminé la escuela y sólo quería hacer esto. Traté de juntar plata para competir”, contó.
El slopestyle o modalidad de laderas es una de las competiciones más nuevas adoptadas en el programa olímpico.
Se disputó por primera vez en Sochi 2014, y consiste en realizar un recorrido sobre la tabla de nieve por una pista que incluye varias rampas, que asemejan pequeñas colinas. Los competidores van realizando una serie de acrobacias que les reditúan puntos, en su camino hacia la meta.
“Desde que se hizo olímpico, empezamos a luchar por esto, por estar acá en alguna forma”, relató Schmitt. “Mi hermano y yo habíamos decidido luchar por esto”.
Pero su hermano falleció hace cuatro años.
“A él le dedico esta participación, porque no está acá entre nosotros. Fue el que más me ayudó a buscar esto”, indicó el joven barbado y de cabello largo. “Hoy y en todas las competencias, él siempre me sigue dando fuerzas desde donde esté. Y a veces hasta tira a algunos rivales para que no me ganen”.
La pasión que siente Schmitt por el snowboarding es tal que lo hizo olvidar muchas otras aficiones, incluido el fútbol.
“Sólo sigo a la selección cuando juega los Mundiales, pero no soy fanático ni tengo un club preferido”, explicó. “Alguna vez fui de River, pero la verdad es que no lo sigo”.
No obstante, está consciente de que su participación en unos Juegos de Invierno hizo que, al menos momentáneamente, sus compatriotas se emocionaran con un deporte distinto al fútbol.
“He recibido un montón de buenas energías desde Argentina, de mis amigos, de mi familia, de mi novia, me mandaron un video entre una ronda y otra, que estaban un montón de amigos en un bar mirando con una pantalla gigante, como si estuviera Messi metiendo un gol”.