Las dos crecieron juntas, fueron al mismo colegio y patinaron codo con codo; sin embargo, las hermanas Marissa y Hannah Brandt representarán a dos países diferentes en el torneo de hockey sobre hielo de los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, que comenzaron el viernes.
Dos hermanas representan a países diferentes en Pyeongchang
Marissa y Hannah Brandt jugarán hockey sobre hielo para Estados Unidos y Corea del Sur, respectivamente.
Adoptada poco después de nacer en Corea del Sur, Marissa Brandt es una de los miles de niños que encontraron una nueva familia en el extranjero a comienzos de los años noventa.
Es su caso, encontró un hogar en casa de Greg y Robin Brandt, cerca de los helados lagos de Minnesota, en el norte de Estados Unidos.
Con el nacimiento unos meses después de Hannah, las dos chicas crecieron y patinaron juntas hasta alcanzar la selección nacional de hockey sobre hielo.
Pero mientras Hannah defenderá los colores de las Barras y Estrellas, Seúl reestableció la nacionalidad surcoreana de Marissa para reforzar a su selección.
"Yo deseaba integrarme, no diferenciarme en nada de mi hermana”, explicó Marrisa.
“Siempre hemos sido las mejores amigas y lo hemos hecho todo juntas", indicó su hermana pequeña, de 24 años.
Marissa cambió así el patinaje artístico por el hockey, y ambas hermanas compartieron equipo hasta que ingresaron en diferentes universidades.
La Federación surcoreana comenzó a visitar los campus estadounidenses en busca de jugadoras de hockey con origen en el país asiático para crear un equipo potente en sus Juegos.
Y es que Corea del Sur sólo cuenta con 319 jugadoras de hockey federadas, según datos de la Federación Internacional.
Marissa fue identificada entre las potenciales seleccionables y fue invitada a una prueba en 2015, en lo que supuso su regreso a su país natal.
"Estaba muy inquieta y con curiosidad, nerviosa y no sabía lo que me iba a encontrar", recordó.
Elegida para la selección, Marissa recibió su pasaporte surcoreano al año siguiente, así como su uniforme con el nombre 'Park Yoon-Jung', el mismo que figuraba en sus papeles de adopción.
"Elegí lucir mi nombre coreano porque realmente es mi único vínculo con Corea", explica.
Desde entonces Marissa se ha acercado a su país natal, del que adora su gastronomía.
Ahora, ella se considera "coreana-estadounidense". "Al fin puedo decir que me siento orgullosa de ser coreana", confesó.