En los próximos Juegos Olímpicos Paris 2024, el fuego olímpico volverá a ser el símbolo máximo del olimpismo. Desde que se celebraban los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, la llama olímpica siempre ha sido un símbolo de paz y de amistad entre las naciones. En la antigua Grecia, el fuego era un elemento divino y se acostumbraba tener una llama ardiendo de forma constante al frente de los templos más importantes, y por supuesto, el templo de Olympia no era la excepción.
Ceremonia de Apertura de los Juegos Olímpicos Paris 2024: El significado del acto central
La llama olímpica es uno de los elementos centrales del olimpismo y su misión es ser un recordatorio del mensaje de paz y unidad del olimpismo.
Como parte del ritual y para asegurar que la llama mantuviera su pureza, esta era encendida con los rayos del Sol los cuales eran captados mediante un espejo parabólico. Hoy, a varios siglos de distancia, el fuego olímpico sigue siendo uno de los elementos centrales del olimpismo. Todo el ritual alrededor de la llama es una tradición que se recuperó a pesar de estar ausente en algunas ediciones.
Carl Diem, quien fue parte del Comité Organizador de los Juegos de la XI Olimpiada ( Berlín 1936), tuvo la iniciativa de encender el pebetero olímpico como un acto simbólico. De igual manera, fue él quien propuso el recorrido previo de la antorcha, para llevar el fuego olímpico desde Grecia hasta el lugar donde se celebren los Juegos Olímpicos.
Cada cuatro años se mantiene un gran hermetismo sobre quién será el último relevo de la antorcha, y por lo mismo, quién será el encargado de encender el pebetero olímpico . Este es el momento cumbre de la Ceremonia de Inauguración ya que es el instante en el que de forma oficial, dan inicio los Juegos Olímpicos.
Personalidades del deporte como Muhammad Ali (Atlanta 1996), Enriqueta Basilio (Mexico 1986) o Naomi Osaka (Tokyo 2020) han sido los encargados de encender el pebetero. De igual manera, algunas personas no relacionadas con el mundo de los deportes pero que encarnan valores congruentes con el olimpismo han tenido este honor, como fue el caso de Yoshinori Sakai, un joven que nació en Hiroshima, Japón el día que explotó la bomba atómica, y quien años después, encendió el fuego olímpico en la edición de Tokio 1968.
La llama olímpica arde de forma ininterrumpida durante todos los Juegos Olímpicos como un recordatorio del mensaje de paz y armonía que se busca propagar por todo el mundo.