La imagen de Soraya Jiménez en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 es quizá una de las más emotivas en la historia del deporte mexicano. Ese instante en el que soltó la pesa, se dio cuenta que se había convertido en la primera mujer mexicana en ganar una medalla de oro y comenzó a saltar eufórica es simplemente irrepetible.
México en Juegos Olímpicos: Soraya Jiménez
Soraya Jiménez ganó la medalla de oro en halterofilia en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
Soraya Jiménez nació el 5 de agosto de 1977 en el Estado de México y desde muy joven, decidió especializarse en una disciplina que históricamente era poco popular entre mujeres. El levantamiento de pesas.
Muy pronto demostró una fuerza por encima del promedio, por lo que las victorias comenzaron a sucederse una tras otra. Su primer gran logro fue el campeonato obtenido en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 1998, y un año después, refrendaría su gran nivel con una medalla de plata en los Juegos Panamericanos Winnipeg 1999
Con estas credenciales llegó a Sydney 2000. Sin ser la favorita, llegó a su último intento con una sorpresiva oportunidad de medalla. En total, Soraya levantó 222.5 kilogramos, lo que fue suficiente para darle la medalla de oro y de paso, un lugar en la historia del deporte mexicano.
Gracias a esta victoria, Soraya se convirtió en un símbolo para todas las jóvenes deportistas de nuestro país. Nunca antes una mujer mexicana había conseguido una medalla de oro en Juegos Olímpicos, por lo que Soraya fue quien abrió las puertas en muchos sentidos.
Su gran éxito deportivo trajo consigo innumerables sacrificios. Las largas sesiones de entrenamiento repercutieron en el cuerpo de Soraya, quien tuvo que soportar más de 12 operaciones en su pierna izquierda. Además, su corazón también se vio comprometido a temprana edad e incluso.
La salud de Soraya Jiménez se deterioró aún más cuando ya retirada, acudió a los Juegos Panamericanos de Rio de Janeiro como enlace para los atletas. Ahí contrajo influenza, y la infección le generó la aparición de sacos de pus en el pulmón. A su regreso a México, los doctores determinaron que la única solución era retirar el órgano, ya que el daño estaba muy avanzado.
Así, la medallista olímpica pasó sus últimos años con la salud muy endeble hasta que, en 2013, y con sólo 35 años de edad, falleció como consecuencia de un infarto. Soraya Jiménez siempre será recordada como la gran atleta que fue, y como una mujer que rompió barreras en todos los sentidos posibles.