Por Omar Carrillo H.
Triunfo de Pumas a puro pulmón
Universidad le quitó lo invicto al América en un duelo en el que lucía como víctima. Lo hizo con un gol de Dante López y con base en orden y valentía.
América y Pumas tienen un punto de inflexión en su rivalidad, entre el talento y el futbol siempre está la garra, el esfuerzo. El extra en cada jugada, una zancada más, un pique con algo más de potencia, una barrida más enérgica. La tradición no permite otra cosa.
El fútbol de Pumas está alejado de florituras y exquisiteces, sus jugadores y su trabajo apenas le da para pensar en ir empujando por puntos cuando ya se ha cumplido más de un tercio del torneo.
Pero con Guillermo Vázquez ha recuperado el orden y la valentía, en la cancha y en la banca, que combinadas todas pueden hacer cosas como las del sábado a media tarde en el Estadio Azteca. Obtener un triunfo prácticamente impensable y sobre el tiempo.
América basa su accionar en el buen toque del balón, en encontrar los espacios reducidos por pequeños que estos sean. Tiene jugadores para ello, Oribe, Osvaldo, Michael Arroyo y lo hace notar en cada jugada, lo mismo de frente, por las bandas o por la espalda.
Pero en algún punto del fútbol de ambos, entre las fallas constantes de los de Coapa frente al arco de Alejandro Palacios y los aciertos de los del Pedregal, el juego se equilibró.
Lo de Universidad, en el inicio del partido, fue el empuje y algún balón combinado entre el talento intermitente y esquivo de Cortés y Ludueña, o una incorporación de David Cabrera.
En las Águilas, en cambio, todos pueden hacer daño y suelen hacerlo. Mohamed ha mezclado la fuerza y potencia, con la velocidad y los movimientos a los huecos.
Pero a veces, en el fútbol y en la vida, el empuje también abre espacios. Pumas se encontró así con el primer chance grande cuando Javier Cortés se quitó a un par de rivales y sirvió a Ludueña que erró el tiro al hacerlo de pierna derecha cuando lucía más fácil con la izquierda. Eso antes de los 20 minutos de juego. Aquel fue un aviso de lo que vendría.
Luego todo a la ofensiva de Pumas fue a trompicones y empujones, sucia cada jugada. Con escasa claridad y haciendo evidentes las carencias de Dante López, que finalmente pese a ellas terminó siendo el héroe, y la inexperiencia de Eduardo Herrera.
Y es que el juego pasó por lo que América y sus hombres dejaron de hacer o hicieron. Si a Universidad le cuesta trabajo armar con un par de jugadores de talento, el juego de las Águilas es parejo. Su rendimiento es constante y mucho más claro.
Pero América se entiende y se conoce. Mohamed paró con un conservador, para las circunstancias, 4-4-2 el primer tiempo, sin embargo al ver que Universidad se rehusó a utilizar las bandas, lo cambió a un 5-3-2 al inicio de la segunda parte. Ganó en arribos por las bandas con Paul Aguilar y Miguel Layún, y controló mejor el encuentro. Pero no en determinación frente al arco, falló todo lo que tuvo que fue mucho.
Si con el orden y el esfuerzo consiguieron la igualada, con la valentía, el coraje de Guillermo Vázquez, el triunfo.
En un movimiento impensable, el técnico sacó a Daniel Ludueña e ingresó a Matías Britos, un mediocampista por un delantero.
El mensaje era claro y sus muchachos lo entendieron. De inmediato, Britos armó una jugada que Herrera no pudo culminar en una media vuelta, pero el puma enseñó los colmillos y las zarpas, lo que buscaba.
Universidad siguió presionando y a los 88, llegó la recompensa vía Dante López. Los de azul y oro armaron una jugada que le llegó al paraguayo, Dante giró y tiró, un defensa desvió y techó a Moisés. Lo que quedó del encuentro fue todo emocionante, pero infructuoso.
Universidad le ha quitado el invicto a las Águilas, lo hizo con orden y esfuerzo, y valentía. Lo hizo todo a puro pulmón.