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    Australiana Pearson gana segundo título mundial de 100 metros vallas seis años después

    La australiana se impuso por encima del bloque norteamericano que amenazaba el podio en el Mundial de Atletismo en Londres 2017.


    Por:
    TUDN

    Hace 71 años, en Berlín-36, Jesse Owens obtuvo su cuarta medalla de oro y así respondió al discurso racista de Adolf Hitler, de quien hay versiones sobre el trato real al atleta tras ese triunfo.
    Jesse Owens llegó a los Olímpicos de 1936 con una gran preparación como amateur en la Universidad de Ohio listo para competir en 100 y 200 metros, 4X100 metros y salto de longitud.
    Las grandes condiciones del atleta contradecían el discurso del partido nazi dirigido por Adolf Hitler, quien promulgaba la superioridad de la raza ária frente a la del afrodescendiente.
    Sin embargo, era tal el talento de Owens, que Adi Dassler, quien luego fundó Adidas, lo convenció de usar sus zapatillas, con lo que fue el primer afrodescendiente patrocinado.
    La fama se convirtió en resultados concretos con los triunfos en 100 metros, el 3 de agosto. Ese triunfo lo obtuvo en presencia de Hitler.
    La segunda victoria de Owen llegó el 4 de agosto en el salto de longitud.
    Con la marca de 8,06 metros, el momento dorado de Owens rompía con el discurso racista de Hitler, justo en Berlín, centro del nazismo.
    La superioridad de Owen se hizo evidente con el triunfo en 200 metros el 5 de agosto, la tercera medalla de oro.
    El golpe final fue el 9 de agosto de 1971, con la obtención de la cuarta medalla dorada de Owens, lo que lo convirtió en el primer estadounidense en lograr semejante registro.
    Se dice que Hitler se negó a darle el saludo a Owens cuando ganó en los 100 metros, pero en esa jornada se explica su retiro del estadio por la agenda del político.
    Incluso, el propio Owens advirtió que no tuvo un mal trato de Hitler y que incluso se saludó antes de competir con el dictador, de quien justificó que tenía muy medido su tiempo.
    Sin embargo, el triunfo de Owens fue un golpe para el discurso del nazismo de Hitler. Si bien Alemania ganó los Olímpicos en Berlín, el mensaje del atleta echó por tierra la superioridad ária.
    El triunfo de Owens fue recibido por el mundo como un golpe al nazismo en su discurso racista, aunque al regreso el atleta cuenta que el presidente de EE. UU. tampoco lo felicitó.
    Contrario a las expectativas de Owens de recibir mejores patrocinios, las autoridades deportivas le quitaron su estatus de amateur, lo que llevó al fin de su carrera deportiva.
    Owens se consolidó como una leyenda gracias a su participación en Berlín en 1936, pues logró lo que ningún competidor en atletismo ha podido luego.
    Fuera de las pistas, Owens tuvo en principio una crisis que lo llevó a la bancarrota, pero luego fue designado por el gobierno estadounidense como embajador de buena voluntad.
    En algún momento que fue juzgado por competir contra caballos para obtener ganancias, dijo: "¿qué podía hacer? Tenía cuatro medallas de oro, pero no podía comérmelas".
    En 1972 publicó un libro llamado "He cambiado", en donde recordó sus logros en Berlín y afirmó "que cualquier negro que no estaba comprometido en la lucha en 1970 estaba ciego o era un cobarde".
    Luego de más de tres décadas de fumar cigarrillos, un cáncer de pulmón cobró con la vida de Jesse Owens a sus 66 años el 31 de marzo de 1980 en Tucson, Arizona.
    Sin embargo, la leyenda de Owens sobre cómo echó por tierra el discurso racista gracias a su talento aún se mantiene vigente.
    En Estados Unidos existen varios monumentos como reconocimiento a la gesta hecha por Jesse Owens hace 71 años.
    Es así, como el 9 de agosto de 1936, Jesse Owens con sus cuatro medallas de oro le dio una lección a Hitler y al mundo de cómo el racismo no es una opción bienvenida en el mundo del deporte.

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    Imagen AP
    Hace 71 años, en Berlín-36, Jesse Owens obtuvo su cuarta medalla de oro y así respondió al discurso racista de Adolf Hitler, de quien hay versiones sobre el trato real al atleta tras ese triunfo.

    La australiana Sally Pearson, que había ganado los 100 metros vallas en el Mundial de Daegu-2011, logró este sábado su segundo título en la especialidad seis años después, en Londres 2017.

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    Pearson, de 30 años, que fue campeona olímpica en esta misma pista de Londres en los Juegos de 2012 y plata en el Mundial de Rusia 2013, no había vuelto al primer plano debido a diversas lesiones.

    La australiana ganó la prueba con un tiempo de 12.59, mientras que la plata fue para la estadounidense Dawn Harper Nelson (12.63) y el bronce lo consiguió la alemana Pamela Dutkiewicz (12.72).

    "He estado trabajando muy duro. Ha sido un gran esfuerzo volver tras las lesiones, pero en este momento no quiero pensar en eso y solo celebrar esta victoria con mi familia. Me parece algo irreal", afirmó la australiana.


    "Mi esposo está entre el público en algún lado. Voy a tratar de buscarlo para darle un gran abrazo. Es simplemente increíble volver a ser campeona del mundo", añadió Pearson.

    En una carrera en la que Pearson tomó una ventaja importante desde mitad de la prueba, la plusmarquista mundial, la estadounidense Kendra Harrison, terminó en una decepcionante cuarta plaza (12.74).

    Otra estadounidense, Nia Ali, también terminó en una inesperada octava posición (13.04), última de la final, después de haber sido plata en los Juegos de Rio 2016.

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