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    El camino milenario de los JJOO hacia la equidad de género

    Desde la antigua Grecia y hasta finales del siglo XX, la mujer tuvo roles secundarios.


    Por:
    Ricardo Otero.


    Imagen TUDN

    Desde la aparición de los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia al día de hoy, la participación de la mujer ha sido de inexistente a secundaria, pero en Tokio 2020 se quieren dar golpes decisivos para que sea equitativa a la de los hombres.

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    Pocos registros hay de participación femenina en las competencias. Se atribuye a la espartana Cinisca el primer triunfo olímpico de una mujer, probablemente en el año 396 a.C., en la carrera de cuadrigas, sin embargo, a quien se premiaba entonces no era al auriga, sino al propietario de los caballos.

    Cinisca era parte de la realeza espartana, hermana de los reyes Arquidamo II y Agesilao. Las mujeres solo podían participar en pruebas hípicas, por lo que solo era por demás difícil que, además de montar o conducir caballos, tuvieran los recursos para ser sus propietarias y, por tanto, ser reconocidas como campeonas olímpicas, como reporta Fernando García Romero, investigador de la Universidad Complutense.

    Son realmente contadas la victorias de mujeres registradas en los mil 169 años de historia de los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia. No solo eso: estaba prohibido que las mujeres casadas asistieran a ver las competencias bajo amenaza de pena de muerte por hacerlo.

    En realidad, pasaron 2 mil 780 años para ver en unos Juegos celebrados en la cuna del olimpismo una participación relevante, más no totalmente equitativa, de mujeres, en Atenas 2004.

    Esto porque en los primeros Juegos de la era moderna, en 1896, no hubo participación femenina. En París 1900 compitieron solo 22, con la británica Charlotte Cooper, campeona del torneo individual de tenis, como la primera medallista de oro.

    Los Juegos Olímpicos de la Era Moderna tuvieron que sobreponerse a la subyugación del género femenino al masculino propia de la época de su origen y su creador, el barón Pierre de Coubertin, de quien hay testimonios con frases que a cualquier feminista hoy en día le parecerían reprobables, no era ajeno a ello:

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    - “El deporte femenino no es práctico, ni interesante, ni estético, además de incorrecto”

    - “El papel que la mujer debería desarrollar en los Juegos es el mismo que habrían desarrollado en la Grecia Antigua: coronar a los vencedores”.

    Llevemos esto al contexto de la época: Coubertin revivió los Olímpicos para realizarse por primera vez en 1896; en 1905 se le otorgó un Premio Nobel por primera vez a una mujer; hasta 1918 en Inglaterra, 1920 en Estados Unidos y 1955 en México se garantizó el voto universal sin distinción de género.

    El debate sobre si el barón De Coubertin era una persona machista depende de cada historiador: hay quienes lo afirman y hay quienes dicen que solo era un hombre común de su época.

    Fueron sus sucesores, muchos años después, quienes empezaron a dar pasos realmente decisivos para la inclusión de la mujer.

    La meta por la equidad

    Hasta Amsterdam 1928 hubo pruebas femeninas en el atletismo, el deporte rey del programa olímpico.

    Fue tan marginal la participación femenina que hasta Montreal 1976, 80 años después de la instauración del movimiento olímpico, alcanzó el 20 por ciento.

    En México 1968 fue del 14.1 por ciento, pese a que por primera vez fue una mujer quien encendió el pebetero olímpico, la vallista Enriqueta Basilio.

    En Río 2016, la participación femenina alcanzó el 45 por ciento, la cifra más alta a la fecha. El Comité Olímpico Internacional (COI), a través de su presidente Thomas Bach, aseguró que superará el 48 por ciento en Tokio 2020 y que para París 2024 será totalmente equitativa.

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    No solo eso: el COI recomendó que cada equipo tenga un abanderado de cada género en la ceremonia inaugural tras aprobar cambios en sus protocolos.

    Parecería descabellado preguntarse en el mundo occidental qué evita que un país lleve a mujeres entre sus atletas a unos Juegos Olímpicos, especialmente cuando hay un programa de invitaciones, vía una comisión tripartita (COI, comités olímpicos nacionales y federaciones deportivas) para atletas que permitan cumplir con criterios de universalidad, pero las condiciones en las que la mujer vive en algunos países del mundo árabe, especialmente por preceptos religiosos, les dan mínimas posibilidades para desarrollarse como deportistas y representar a su país.

    Brunei, Arabia Saudita y Qatar enviaron mujeres por primera vez a unos Juegos Olímpicos hasta Londres 2012. Ahí, la imagen de la joven de 19 años Sarah Attar le dio la vuelta al mundo al cruzar la meta de la eliminatoria de los 800 metros planos, donde llegó 42 segundos después de la vencedora, pero con una ovación de pie de 80 mil personas en el Estadio Olímpico.

    Attar, sin embargo, tenía una ventaja sobre el común de sus compatriotas: estudiaba en una universidad en San Diego, donde no tenía restricción para hacer deporte, a diferencia de las mujeres en el territorio de su país.

    Los pendientes

    Aunque el maratón nació con los Juegos de Atenas 1896, fue hasta Los Angeles 1984 que por primera vez se realizó en la rama femenina.

    Sin embargo, aún en Tokio 2020 no habrá marcha de 50 kms. para mujeres, pese a que ya se realizó en los pasados Campeonatos Mundiales de atletismo Doha 2019. Un grupo de marchistas llevó una apelación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, que el pasado 4 de febrero se declaró sin jurisdicción para incluir la prueba en los Juegos Olímpicos.

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    Algo similar ocurre con los mil 500 metros estilo libre de la natación, que es competencia de Campeonato Mundial, pero no de Olímpicos.

    Si bien hay pruebas que por su naturaleza se han cerrado a solo un género (natación artística, gimnasia rítmica, softbol, beisbol), hace 40 años era grande la lista de deportes que solo tenían rama masculina.

    Con Juan Antonio Samaranch como presidente del COI, desde 1980 se incluyeron competencias femeninas en tiro, ciclismo, tenis, tenis de mesa, vela, bádminton, judo, biatlón, futbol, curling, hockey sobre hielo, halterofilia, pentatlón moderno, taekwondo y triatlón, si consideramos los programas de los Juegos tanto de invierno como de verano, de acuerdo a un recuento del periodista Ángel Cruz para el diario As.

    En Londres 2012, bajo el mandato de Jacques Rogge, también se incluyó el boxeo femenino.

    El movimiento olímpico, que inició bajo la premisa del “sexo débil”, ha tardado casi 2 mil 800 años, casi mil 300 en activo, en querer deshacerse de él.

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