Se han imaginado correr un promedio de 210 kilómetros en bicicleta a máxima velocidad, con terrenos de alta montaña, algunas con pavé (piso adoquinado), en medio de la nieve o con temperaturas superiores a los 40 grados centígrados y con vientos que alcanzan en ocasiones los 30 kilómetros por hora. Y peor aún, levantarse al día siguiente a repetir la rutina y hacerlo así durante 21 días con apenas dos de descanso. Pues así es el Tour de Francia, la competencia de ciclismo en ruta más importante del mundo y cuya presente edición finaliza este domingo.
¿Es el Tour de Francia una competencia inhumana?
La cantidad de kilómetros diarios, las condiciones climáticas, el trazado y el estrés lo convierten en uno de los eventos más exigentes del planeta.
Muchos deportistas afirman que el ciclismo en ruta es la disciplina más exigente del mundo, tanto así que una de las máximas leyendas de este deporte, el francés Jacques Anquetil, dijo: "El Tour no se gana tomando agua mineral". Pocos se explican como hacen los ciclistas para pedalear durante cinco o más horas en todo tipo de terrenos y repetir esa rutina durante tres semanas.
Y eso sin contar con las caídas, golpes, fracturas y con un al nivel de estrés mental, pues en el Tour de Francia los pedalistas muchas veces se juegan su futuro, ya que de su actuación en esa carrera depende el arreglo en sus contratos por ser la carrera más importante del mundo, la misma donde compiten los mejores equipos y con los mejores corredores.
Todas esas condiciones hacen que muchos crean que una competencia como el Tour no es posible de competir para un ser humano sin ayudas extras. En una entrevista dada al diario El País de Colombia, el ciclista ‘cafetero’ Santiago Botero, ganador de tres etapas y campeón de la montaña en la carrera francesa, dijo: “A veces, por la presión, la ansiedad, no se duerme incluso. Y el cuerpo es sometido a aquello durante casi un mes. No, no es sano", dijo el de Colombia, un país con varios exponentes de primer nivel en este tipo de competencias.
Por eso mismo el dopaje ha sido tan recurrente en un deporte como el ciclismo, quizás, junto al atletismo, los más afectados con esta mala práctica. Aunque hay doctores que se niegan a utilizar sustancias que eleven el rendimiento, también hay quienes, ante un deporte con la exigencia del ciclismo, ven necesario utilizar productos que potencien al deportista no solo para ganar, sino para permitir que el organismo de estos soporten ese esfuerzo. ¿Y todo esto por qué? Porque el ciclismo es un deporte, casi, inhumano.
De hecho, hace un par de años, el Tour ya hizo algunas modificaciones a su recorrido para tratar de hacer menos exigente su recorrido, como incluir dos días de descanso y quitar las etapas de más de 300 kilómetros que tenían en el pasado. Además, en Francia, surgió el ‘Movimiento por un ciclismo creíble’, que promueve, entre otras cosas, un sistema de controles mucho más estricto que el de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), el despido de los ciclistas sancionados por dopaje y el compromiso de no contratar a corredores condenados.
Pero también nació otra idea para blindar al ciclismo contra el dopaje, utilizando el caso del Lance Amstrong como medida de disuasión. Varios pedalistas han tenido muerte súbita por eritropoyetina (EPO), la sustancia que utilizó Armstrong para doparse, que es una hormona que aumenta la cantidad de glóbulos rojos, reduciendo la fatiga. Mal manejada, dicha sustancia provoca un taponamiento de las arterias coronarias y causar la muerte. De hecho, entre los años 89 y 91 hubo 22 muertes, entre ciclistas holandeses y belgas.
En la misma entrevista con el diario El País, Botero dijo que ahora sí es posible ganar un Tour sin necesidad de recurrir al dopaje: "Ahora que lo están regulando, sí. Porque es que el Tour de Francia era inhumano. Se tenían etapas de más de 300 kilómetros. Era muy duro. Ahora que hay regulación, determinada cantidad de kilómetros por etapas, etapas de montaña reguladas, sí. Pero anteriormente era una locura. Yo participé en siete Tour de Francia, siete Giros de Italia y siete Vuelta a España y era una cuestión inhumana”.
El colombiano concluye que el escándalo por el caso de Amstrong ayudó, pues “se está tratando de hacer un deporte algo más humano y que no haya necesidad de tener que estar usando cualquier cantidad de ayudas, aunque, advierte, “nunca se va a dejar de buscar diferentes formas para tener superioridad frente a los demás".
Los cierto es que el manto de duda sobre el ciclismo sigue vivo. Es más, en su cuenta de Twitter, tras la primera etapa de la montaña en la presente edición del Tour y en la que el actual líder, el británico Chris Froome, y su equipo, el Sky, dieron una gran demostración de superioridad, Armstrong escribió: "Claramente Froome/Porte/Sky están muy fuertes. ¿Demasiado fuertes para estar limpios?. No me pregunten. No tengo ni idea".
Ante la reacción airada de un aficionado por ese comentario, Armstrong contestó: "No estoy acusando a nadie. De hecho, justo lo contrario. No estoy interesado (ni tengo credibilidad) para opinar". ¿Podrá el ciclismo y el Tour recobrar su credibilidad? Eso parece tan duro como correr el mismo Tour de Francia, pues los escándalos de dopaje golpearon muy duro este deporte. Solo el tiempo lo dirá.