El deporte mexicano siempre ha contado con dificultades adicionales a las que presentan muchos países, comenzando porque México es un país en vías de desarrollo y en el que las condiciones para volverse un atleta de alto rendimiento no siempre son las ideales; es muchas veces un logro personal y familiar antes que federativo. Pese a lo poco fértil del terreno, las mujeres mexicanas han logrado que se hable de México en el mundo entero gracias a sus hazañas deportivas.
Heroínas mexicanas, orgullo del deporte mundial
México se ha rendido ante mujeres que nos hicieron sentir orgullosos en disciplinas que eran inimaginables.
María del Rosario Espinoza, Lorena Ochoa, Soraya Jiménez, Paola Espinoza, Ana Gabriela Guevara, Lupita González, Paola Longoria, Vanessa Zambotti son algunos de los nombres más conocidos y la punta del iceberg de miles de mujeres que se superan día a día y que forman parte de un linaje y una mentalidad ganadora. Cada una cuenta con una historia personal, antes del éxito, como suele suceder, existieron lágrimas, montones de lágrimas que después se convertirían en sonrisas y en medallas.
La canción favorita de la taekwondoín María del Rosario Espinoza, ganadora de medallas en tres Juegos Olímpicos, es El hijo del Pueblo, de José Alfredo Jiménez, canción que relata en versos de sus estrofas: “Es mi orgullo haber nacido en el barrio más humilde, alejado del bullicio y de la falsa sociedad; descendiente de Cuauhtémoc, mexicano por fortuna…como no tengo dinero, tengo mucho corazón”. Una canción que relata parte de las penurias que debió pasar en su natal La Brecha, Sinaloa, antes de tocar la gloria y llenarnos el pecho de orgullo a los mexicanos.
Los logros de ellas son los logros de todos; y no importa el estrato, se sufre igual en ambos polos. Lorena Ochoa comenzó en el golf siendo una niña y poco a poco, con las barreras del idioma y con un deporte que no está habituado a la presencia de mexicanos, rompió estereotipos y paradigmas y demostró que en México sobra el talento, solamente falta desarrollarlo.
¿Cómo olvidar las carreras de Ana Gabriela Guevara? Sus 400 metros planos detenían al país, algo que solamente sucedía cuando peleaba Julio César Chávez o cuando México participa en la Copa del Mundo de fútbol. ¿Cómo no volver a vibrar cuando recordamos a Soraya Jiménez colgándose el oro en Sydney 2000?, ¿Cómo no emocionarse al recordar los clavados de Paola Espinoza?, ¿Cómo no pensar en Lupita González y su esfuerzo para darnos la plata en la marcha?
Puede sonar fuerte, pero en los últimos años, son ellas quienes nos han quitado el aliento; quienes nos hacen sentir orgullosos y quienes representan al mexicano que nada tiene que ver con la violencia o el narcotráfico. Vencieron a mujeres de muchas nacionalidades, se colgaron la gloria y sí, son mexicanas.