Por Ivan Pérez | @ivanpm82
Huir, eso fue lo mejor para Yusra Mardini
Así es la historia de la primera competidora y abanderada del equipo de refugiados que participa en Río 2016.
Río de Janeiro. Luchas 90 segundos, quizás 120. El preludio de que todo terminó es la calma. Luego te ahogas. Cuando el agua te va cubriendo tus adentros, el corazón se para y tu cerebro deja de funcionar. Se acabó. Y sí, muchos creen que sentir esto es mucho mejor que quedarse en casa. Qué jodido.
Pero antes, peleaste algunos segundos férreamente, gritaste e intentaste devorar aire por la boca, agarraste el agua como si fuera una roca y te sujetaste de ella para no soltarte nunca más. Primero se va llenando tu estómago, los pulmones se bloquean, los tejidos se atrofian y no hay oxígeno, sientes que te quema, pero tranquilo, eso no durará mucho. Perderás la conciencia y listo, se terminó.
Si alguien te puede platicar de sensaciones y temores en el agua es Yusra Mardini. Del miedo, de cómo de a poco vas dejando de sentir tu cuerpo aunque lo muevas como un motor porque se está convirtiendo en un témpano de hielo. Pero por ahora ella está en la alberca del Estadio Olímpico vestida con un traje gris. Si hay un momento en que recuerde el pavor de morir, es justamente ahora que se está quitando la chamarra que la cubre y se termina de colocar el gorro. Suena el disparo electrónico y se avienta, nada estilo mariposa, estética. Cuando te has jugado tu vida una noche en el Mediterráneo salvaje, “miras las cosas positivas y tienes muchos sueños”.
Estas sensaciones de ahogarse la sienten a diario siete personas en el mar Mediterráneo, mueren. Más de 10,000 han acaecido entre los 2,500 kilómetros cuadrados de la gran mancha de agua que separa Europa de Asia y África en los últimos cuatro años.
Y una cosa está clara, si quieres vivir, vas a sufrir y la pasarás mal. A ver, la cosa está así: hay que dar más de 1,600 brazas por hora si es que aspiras sobrevivir en el mar. El día en que Yusra dio más de 5,000 no sólo salvó su existencia sino la de 20 personas más. En total, según las autoridades mundiales, hay 65 millones de refugiados. A decir de la ONU, podemos definirlos como “las personas que por miedo de ser perseguidos por su raza, religión, nacionalidad u opinión política, están fuera de su país”.
Yusra huyó de Siria, por muchos motivos, pero si tuviéramos que dar uno en cifras es que han muerto casi medio millón de personas en cuatro años. Para hacerlo más claro: en cada metro cuadrado de su país han muerto casi tres personas. No hay espacio en su tierra donde el piso esté limpio de sangre. Entonces, nadar tres horas quizás no sea tan mala opción.
Ahora a ella la miran millones de personas por televisión y en el estadio se lleva una de las ovaciones más grandes del día. Va en el carril cuatro y gana su heat.
Viste un traje de baño gris, saluda discretamente. Su tiempo fue de 1.09.21 minutos, la última calificada a semifinales lo hizo con 58.15 segundos. En el deporte de alto rendimiento eso es una eternidad. Pero ganó su heat eliminatorio. “Somos la esperanza de muchas personas, se apoyan en nosotros”, dice como si salvar la vida de una veintena de personas no fuera suficiente.
Yusra Mardini es una de tantas historias, la de ella es mundial. Forma parte del Equipo de Refugiados que compite en Río de Janeiro. Nació en Siria y ahora vive en Alemania.
Ella nadó tres horas en las aguas del Mediterráneo. Ahora entrena el mismo tiempo diario a las 7 de la mañana, pero con el agua tibia y sin lo salvaje del mar abierto. Una héroe frágil, con la mirada tierna que se forma entre sus ojos y que la conjugan sus pestañas y cejas. Es una joven de 18 años y siempre tiene una sonrisa para ti si cruzas la mirada con ella.
Aquella noche que nadó en el mar, ella no sintió esa sensación de calma de cuando el cuerpo sabe que terminará ahí, aunque temió que el agua la congelara. Yusra odia el mar después de eso.
Ahora todo el planeta está encantado con su historia y aplaudiéndole antes de que suene la máquina que dará inicio al heat eliminatorio número 2. De las 46 que están esta tarde en su prueba, ella tiene el tiempo 40. El miércoles volverá a la piscina. ¿Por qué sonríe después de todo lo que le ha ocurrido?... “porque vivo”.
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Ivan Pérez es Editor de deportes del periódico El Economista, fundador de Cámara Húngara y colaborador de Forbes México. Ganador del premio 50 años de la Copa Libertadores en la categoría de prensa escrita. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México, Licenciado en Periodismo por el PART, becario del Programa Prensa y Democracia (Prende).