Por: Andrés Corona
La medalla de oro, un asunto de Estado para el fútbol brasileño
Brasil es hoy más que nunca favorito para ganar el oro olímpico. Ni Argentina, ni Alemania o Portugal llevan a sus mejores futbolistas.
El fútbol mundial cuestionó a Neymar el por qué declinó jugar la Copa América Centenario por disputar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, quizá sin saber si verdaderamente el ’10’ tomó esa decisión y no fue una decisión política.
Brasil, sumergido en un mar de problemas sociales por la elección de los Juegos Olímpicos, puede tener en el fútbol a su único bálsamo en uno de los eventos más grises en la historia del olimpísmo, al menos en la previa del mismo.
Neymar puede ser la llave que abra la puerta para que Brasil conquiste la anhelada medalla de oro y le dé al fin a su país la oportunidad de conquistar un triunfo en su propia casa. Luego del imborrable ‘Maracanazo’ de 1950 y el inolvidable 1-7 de Alemania en el pasado Mundial de 2014, ganar en el fútbol olímpico es una oportunidad que va más allá de un tema deportivo y de borrar al fin un fantasma que persigue a los cariocas.
El ‘Pentacampeón’ pondrá lo mejor que su Sub 23 tiene, y si a eso se le suma la presencia de Neymar tras un obligado descanso en la Copa América, el resultado no es otro que ver a Brasil como el más grande favorito a quedarse con dicha presea.
A los 87 minutos de partido en la pasada final olímpica en Wembley, Neymar se mecía el cabello y se rascaba los ojos mientras veía con incredulidad como Oscar fallaba una jugada clara frente a José de Jesús Corona. Brasil erraba la oportunidad de empatar a dos goles ante México la final de Londres 2012. Minutos más tarde, de rodillas, el entonces futbolista del Santos de Brasil quedaba desconsolado en el área azteca mientras los norteamericanos brincaban por conquistar la medalla de oro.
‘Ney’ se conformó con la plata, al igual que pasó en los Juegos Olímpicos de 1984 cuando Francia venció a Brasil por 2-0, o en Seúl 1988 cuando la Unión Soviética los derrotó 2-1. Aquellos recuerdos de la mejor selección de fútbol en la historia y la cinco veces ganadora de una Copa del Mundo contrasta con la foto del dolor, de la derrota y de la revancha por tener en su vitrina, y en este caso en el cuello, el único gran título que les falta.
Brasil es hoy más que nunca favorito para ganar el oro olímpico. Primero, porque ganar esa presea se ha convertido en un asunto de estado y en un termómetro que marcará la felicidad o el descontento aumentado de una población que no quiere los Juegos en su casa. Pero, también, en un sentido estrictamente deportivo, porque no hay una selección con mejor equipo que los locales.
Ni Argentina, ni Alemania o Portugal llevan a sus mejores futbolistas menores de 23 años, ni tampoco a los refuerzos mayores de 23 que todos hubiéramos pensado. Tampoco México tiene el nivel para refrendar el oro que conquistó hace cuatro años. Si bien siempre cabe la posibilidad de una revancha, la situación no parece estar en un límite que amenace al actual Brasil.
La tragedia en caso de no ganar el oro puede ser de proporciones épicas. Algo que rayaría en lo inolvidable y que aumentaría un fantasma que podría ser grave para un país 100% futbolero: el decir que Brasil es el subcampeonísimo en Juegos Olímpicos, y que en su casa, no se hace respetar.