RÍO DE JANEIRO, Brasil - La historia de Rafaela Silva, como la de millones de brasileños, comenzó en el empobrecido entorno de una favela. De ahí la rescató la acertada decisión de su padre de inscribirla en un proyecto social de judo, la disciplina la encumbró como nueva campeona olímpica en menos de 57 kilos y dio al país anfitrión su primer oro.
Lo conmovedora historia de Rafaela Silva, de la favela Ciudad de Deus al oro olímpico
El triunfo significa, además, la medalla número 20 del judo brasileño en la historia de los Juegos Olímpicos.
El deporte transformó la vida de 'Rafa', quien quince años después de su primer contacto con el judo saboreó la gloria olímpica en un entregado Carioca Arena 2. Criada en la famosa favela Ciudad de Dios, Silva entregó a la delegación anfitriona su primera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016 con una solvente actuación en el Parque Olímpico de Barra.
Para hacer realidad el sueño de todos los deportistas brasileños que participan en la cita, Rafaela Silva doblegó con un waza-ari a la representante de Mongolia Sumiya Dorjsuren, líder del ránking mundial. Esa certera acción le permitió mejorar la plata del tirador Felipe Wu, el encargado de inaugurar la cosecha de Brasil con su segundo puesto en la final de pistola de 10 metros.
La victoria de Rafaela Silva significa, además, la medalla número 20 del judo brasileño en la historia de los Juegos Olímpicos.
Emocionada tras haber llevado su nombre a la portada de todos los medios locales, Silva confesó que había entrenado "al máximo durante todo el ciclo olímpico". "Salía de los entrenamientos llorando porque realmente deseaba esta medalla. Por suerte, trabajé lo suficiente como para conquistarla", abundó.
Rafaela Silva no olvidó sus orígenes. "Nací en una comunidad que no me permitía plantearme muchos objetivos en la vida. Soy de Ciudad de Dios. Empecé a practicar judo por diversión y ahora soy campeona mundial y olímpica", destacó emocionada.
En Río de Janeiro logró en 2013 su primer título mundialista de la categoría de menos de 57 kilos pero, después de tres años sin grandes resultados en el plano internacional, la brasileña debió despojarse de los nervios y pelear con determinación por el oro.
En el turno matutino venció a la alemana Miryam Rope, su rival en la primera ronda. En octavos de final doblegó a la surcoreana Jandi Kim y en cuartos de final se deshizo de la húngara Hedvig Karakas.
Con su ajustado triunfo en semifinales ante la rumana Corina Caprioriu, Rafaela Silva se ganó la opción de competir por el oro, medalla que arrebató gracias a un solitario waza-ari a la representante de Mongolia Sumiya Dorjsuren. Esa acción le erigió en la primera campeona olímpica brasileña de los Juegos de Río de Janeiro, la ciudad que le vio nacer y triunfar.