Viéndolo bien, Conte estaba llamado a romperla en los banquillos. En la Juventus de Turín, mamó el saber de estrategas italianos de la estatura de Giovanni Trapattoni, Marcello Lippi y Carlo Ancelotti. Es como haber vivido durante el Renacimiento y haber tenido como maestros a Botticelli, a Leonardo da Vinci y a Miguel Ángel.
Los tres meses de Layún comiendo banca a las órdenes de Antonio Conte
Pocos saben que el entrenador de moda en el balompié europeo dirigió a Miguel Layún cuando ambos compartieron vestuario en el Atalanta de Bérgamo.
Eso sí, ni la Mona Lisa quedó pintada a la primera ni los frescos de la Capilla Sixtina fueron acabados en una tarde. Del mismo modo, Conte no llegó de buenas a primeras a ganarlo todo con la ‘Vecchia Signora’. Antes debió pasarla muy pero muy mal en el Atalanta junto a Miguel Layún.
A pesar de haber defendido como jugador la camiseta ‘bianconera’ por 13 años, su debut como DT fue en banquillos de segunda y no en lechos de rosas (recordemos que Clarence Seedorf y ‘Pipo’ Inzaghi se 'quemaron' en el Milán al haber recibido su oportunidad en la dirección técnica demasiado temprano).
Conte aceptó los banquillos de equipos pobres como el Arezzo y el Bari. Del primero fue echado por los malos resultados en la Serie B y al segundo logró ascenderlo a la Seria A de cara a la temporada 2009-2010. No obstante el aprendizaje obtenido de los mejores, Conte se abstuvo de valerse de sus privilegios y prefirió sufrir como sufren los técnicos ‘apagafuegos’ que un día tienen trabajo y al otro no.
Así fue que el 21 de septiembre de 2009 asumió las riendas del Atalanta. Seis días después, el 27 de septiembre, llegaría desde Veracruz en el Ascenso MX el joven lateral mexicano Miguel Layún. Conte lo debutó inmediatamente haciéndolo ingresar de cambio frente al Chievo Verona. Después, Conte volvería usarlo el primero de noviembre ante el Cagliari. Tras esos minutos, Layún no volvería a jugar en el calcio italiano.
Se dirá que Conte desairó a Layún. Que el mexicano no exhibió condiciones a ojos de un estratega que habría de ganarlo todo en Italia y que posteriormente enamoraría a la Premier League con su Chelsea. Que el veracruzano cambió la dura competencia de la Serie A por la zona de comfort de la Liga MX fichando por el América.
Sin embargo, Layún se marchó del Atalanta en diciembre del 2009 y Conte renunció en enero del 2010. El club de Bérgamo acumuló 14 juegos sin victoria con Conte. Verdaderamente en aquellos tiempos ni Miguel Layún era el Miguel Layún ni Antonio Conte era Antonio Conte.
Simplemente eran ellos un jugador que había de demostrar su calidad futbolística y un entrenador que había de demostrar su calidad táctica. La Mona Lisa no se pintó en una sentada ni la Capilla Sixtina quedó acabada en una tarde.
Los del Atalanta fueron meses de dura práctica tanto para Conte como para Layún. Aunque ambos hoy son exitosos por sus distintas veredas, sus casos demuestran que el éxito en el fútbol es cosa de aprender y de practicar. Claro, y de estar dispuesto a pasarla mal petrificado en la banca o cesado de los banquillos de equipos pobres.